Gustavo E. Etkin (Desde Bahía de San Salvador, Brasil)
Andrés siempre gustó de dibujar. Para eso cuando chiquito siempre trataba de reproducir, lo más semejante posible, el objeto o el lugar que iba dibujando. Como si fuera una fotografía, pero dibujada.
Y poco a poco se fue interesando en acentuar, al dibujar, los rasgos más propios, específicos, característicos de aquello que dibujaba. Los que le daban identidad propia y lo que lo diferenciaba de otros. Por lo que supo que eso se llamaba “caricatura”. La intensificación de los rasgos propios, específicos, de lo que dibujaba.
Con el tiempo Andrés se empezó a dar cuenta que eso no era solamente propio de los dibujos, las caricaturas. También había hechos, actos que representaban toda una política, la forma de ser, lo específico de un país. Caricaturas políticas.
Como el bombardeo israelita a Gaza. Que para él representaba, confirmaba, lo que siempre fue el sionismo. Que por eso empezó a llamar de “nazionismo”. El nazismo judío.
Bombardeo que, para él, pasó a ser la intensificación cuantitativa, la caricatura de lo que siempre fue el estado nazionista de Israel.
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