LA ESCASEZ CAUSAL DE DISOLUCIÓN SOCIAL
Trabajo de campo en un asentamiento marginal del Gran Buenos Aires
por Carlos Á. Trevisi, en Carlos Berbeglia –coordinador- PROPUESTAS PARA UNA ANTROPOLOGÍA ARGENTINA (varios autores),
(Biblos, 1990; ISBN 950 9316-60-1)
Es mi deseo que nuestros lectores analicen cuidadosamente lo que sigue, especialmente en mi país de adopción, España
[...] Ante estas circunstancias, y en vistas de que el gobierno militar, ya exhausto, no sabía cómo hacer para “devolver el poder al pueblo”, un grupo de amigos nos lanzamos a romper con la desinformación a la que se sometía a la gente y a fomentar la participación. Se organizó un Centro de Estudios Políticos; se invitó a lo más granado de la política nacional y a representantes de la cultura y las ciencias a que dieran charlas acerca de sus quehaceres y saberes.
Todo fue bien hasta que invitamos a Pérez Esquivel, premio Nóbel de la Paz, que vino a decir lo suyo.
A los pocos días me llevó la policía y se disolvió el grupo y el Centro de Estudios. Me movilicé entonces, prácticamente en solitario en una lucha ímproba contra la incapacidad e impudicia de los políticos, ya en el poder hacia 1983.
“La escasez: causal de disolución” que volvemos a editar con algunas cambios, (se han omitido estadísticas sobre educación y PBI, por ejemplo) fue publicado originariamente por Biblos, Argentina, (1990) en “Propuestas para una antropología argentina”, libro coordinado por Carlos Berbeglia.
Su contenido trata de un trabajo de campo realizado en el Cuartel Noveno de Lomas de Zamora distante unos seis kilómetros de la Capital Federal, durante los últimos años del Proceso y el principio del fin de Alfonsín.
Comenzaban a sentirse las consecuencias del devastamiento de los últimos años durante gobiernos de ineptos (Illia), de militares “salva patrias” (Onganía, Lanusse), de oligofrénicos como Videla o de incalificables y siniestros sinvergüenzas como el Alte. Massera; y de politicastros que asumían la presidencia con el orgullo de no haber salido jamás del país, como si se tratara de un gran mérito (Alfonsín).
Ya para entonces había un perfil de argentino que perduraría en el tiempo y encontramos instalado hoy día, 30 años después.
Las páginas que siguen muestran los padecimientos de la pobreza más cruel y las conclusiones a las que arribé después de un trabajo arduo que chocó contra todo el mundo.
La escasez
Los argentinos hemos aprendido a fugarnos de la realidad dando por satisfechos los objetivos que perseguimos a partir de la comprensión de las circunstancias que los motivan y su mera enunciación. Los logros se “refuerzan” organizando una comisión que puede denominarse de cualquier manera: de estudio, de enlace, de organización, mixta, etc. La desaprensión con que se enuncian proyectos sin que nadie haya contemplado los “presupuestos” es enajenante. Pareciera que desconocemos que la concreción de lo que alentamos está emparentada con circunstancias distintas de aquellas que motivan su razón de ser. Se trata de otras circunstancias: las referidas a los objetos, pre-supuestos cuya existencia, disponibilidad, costo y demás contribuirán determinantemente al objetivo. Existe un afán verdaderamente inaudito por ver las cosas como se quiere que sean, antes bien que como son en realidad. Por desgracia para nosotros, la heterogeneidad del mundo que vivimos es inexorable y el entrecruzamiento de sus infinitas variables ha derivado en una red donde las cosas se causan mutuamente. El efecto multiplicador de esta ínter-causalidad puede llegar a ser devastador si el sistema no enraíza en la realidad. No holgaría preguntar si este trastorno no nos afecta a todos y porqué.
La escasez de “objetos” nos condiciona. De haber abundancia, nos moveríamos con las seguridades y las certezas a las que necesariamente convocan las cosas. Transitar por una calle sin pozos, señalizada, limpia y bien iluminada es garantía necesaria de orden en el tránsito. Se podrá afirmar, con todo, que no es suficiente, y es cierto. La suficiencia del sistema estará dada por conductores responsables y vigilancia adecuada. En otros países del mundo se “goza” de lo necesario como para que por ese efecto multiplicador de la red de intercausalidades al que nos referíamos, se satisfaga suficientemente el sistema.
La importancia de los “objetos” es relevante cuanto que sirven a distintos objetivos, y su abundancia contribuye a una proyección armónica de todos los miembros de la sociedad que fijan nuevas metas y recrean valores en un circuito donde se realimentan permanentemente los intereses vitales de la nación.
La escasez, que no es sino la insuficiencia de lo necesario, exacerba los conflictos entre los sectores a los que involucra provocando inestabilidad económico-social por entrecruzamientos de intereses no resueltos; despierta el egoísmo y todo lo que éste conlleva: autoritarismo, cosismo, dogmatismo y derivados: conformismo, cobardía, convencionalismo y especulación. En lo social aniquila la comunidad, en lo económico destruye el consumo y bastardea la calidad. Naturalmente, afecta también el ámbito político y el institucional.
La “información” es uno de los “objetos” escasos en la Argentina. No es raro que así sea cuando los medios están vinculados a grupos económicos y políticos interesados en mantener el “statu quo” social.
Los argentinos vivimos víctimas de la desinformación a la que nos someten; seguimos atados a ideologías y fobias de posguerra mientras el mundo se debate contra el poder económico transnacionalizado; no sabemos de sus estrategias, qué es la “Trilateral” ni estamos enterados de que los capitales que ya no tienen nación apuntan a la exacción de nuestros insumos básicos para abastecer necesidades del primer mundo. No nos informan que, gobiernen militares o civiles, el poder transnacional opera mediante delegados sectoriales: políticos, empresarios, gremialistas, periodistas, hombres de la FF.AA. y otros, que sirven a la articulación del capital nacional con aquél en la explotación intensiva de nuestros recursos fundamentales. Sólo sabemos que nuestro país se consume en la escasez y a los argentinos nos abate un sentimiento de desvalorización por el estancamiento, la inflación, la destrucción sistemática del medio social, el desempleo creciente, la escasez de bienes y servicios, la violencia social, el caos y el avance del terrorismo político, económico y financiero. De hecho, sumidos en una escasez paralizante, nos replegamos sobre nosotros mismos. La irresolución de intereses individuales despierta un natural afán por priorizar necesidades particulares en detrimento del “todo”. Así los sectores más poderosos se constituyen en regidores del bien común: los bancarios paralizan las finanzas, los ferroviarios los trenes, los militares interrumpen la continuidad de las instituciones políticas y las corporaciones económicas deciden por todos: por los bancarios, por los ferroviarios y por los militares.
La incapacidad y venalidad de las dirigencias políticas para poner fin a esta ingerencia oligárquica redunda en la atomización de los sectores sociales y consolida el estamentalismo de las corporaciones, cuya viciosa existencia se dogmatiza en manos de ideólogos, burócratas muy bien pagos por las grandes empresas que los contratan como jueces de certámenes literarios, les consiguen cátedras en universidades del primer mundo, financian sus publicaciones y los lanzan al conocimiento del público a través de programas periodísticos de gran difusión, igualmente financiados por la oligarquía.
Este esquema somete al hombre a una feroz despersonalización cuyo efecto principal es el despojo de todos sus valores de conciencia, que pasa a “depositar” en la corporación a cambio del “honor” de pertenecer al grupo y en nombre de las verdades absolutas que anidan en su dogma. Ésta es la razón por la cual las FFAA no están integradas a la nación; como tampoco lo están la Iglesia ni las agremiaciones de trabajadores. Las instituciones se han corporizado y sus miembros despersonalizado. A las FFAA las desintegra la falta de un programa que responda explícitamente al objetivo para el cual han sido creadas. Esta responsabilidad le cabe a la dirigencia política que no ha sabido arrebatar el poder económico a los intereses agro exportadores que desde la década del 30 en adelante acuden a los golpes militares para ejercer el poder político de la Nación. Así, la oligarquía ha utilizado el inevitable dogmatismo y estamentalismo de las FFAA en empresas bastardas a las que adherían sus cúpulas y acompañaban corporativamente los cuadros subalternos. Alimentadas por ideólogos trasnochados no supieron aceptar que no están llamadas a efectuar cambios sino a acompañarlos.
La Iglesia Argentina, vieja aliada de la oligarquía, no ha leído Medellín, ni Puebla, ni los documentos del CELAM. Algunos sacerdotes –Novak, Nevares, Zaspe- han dado pruebas de su consustanciación con al realidad debiendo padecer todo tipo de diatribas, cuando no la muerte, como en el caso de M. Angelelli. En cuanto a los seglares, ¿quiénes han leído el llamamiento final de la “Populorum Progressio” , que reza que a ellos “…corresponde con su libre iniciativa y sin esperar pasivamente consignas y directrices , penetrar de espíritu cristiano la mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en la que viven”, o la “Gaudium et Spes” , cuando dice que los laicos …conscientes de las exigencias de la fe y vigorizados por sus energías , deben acometer sin vacilar , cuando sea necesario, nuevas iniciativas y llevarlas a buen término”?
El argentino concreto, así como ha consentido y aplaudido los golpes de estado, se ha apoltronado en una comunión preconciliar –salva tu alma- o se ha fugado en busca de azares religiosos donde convergen el fatalismo y el mito junto con la participación, que aunque irrelevante en muchos casos, alienta, sin embargo una dosis de quehacer que la estructura administrativa de la Iglesia Católica no autoriza. No es raro entonces, que Mons. Collino haya celebrado en Malvinas y bendecido las armas cuando la locura de Galtieri y Cia. nos llevó a la guerra; que Martínez de Hoz comulgue impunemente en la “Redonda” de Belgrano y a Mariano Grondona le llamen la atención tibiamente cuando habla de sacar los tanques a la calle para controlar saqueos de supermercados.
El sindicalismo (CGT) no es ajeno a esto. La estafa a la que han sometido a los trabajadores actuando como delegados del poder económico de las corporaciones industriales argentinas es una mancha que sólo puede limpiar la contrapartida de dirigentes gremiales que perdieron la vida en aras de ideales de grandeza. El actual momento es crucial y la perspectiva del tiempo dirá que la actitud que han asumido Triaca y otros responde a viejos vicios o a un acompañamiento imprescindible para salir del caos.
En cuanto a derechos y obligaciones, la escasez hace estragos
La subalimentación de nuestros niños, que los condena a la marginalidad en un mundo nuevo y distinto como será el del siglo venidero, y la no menos trágica supervivencia de nuestros mayores que hace ya tiempo vienen pagando el altísimo precio de sentirse de más, es prueba suficiente de derechos insatisfechos y obligaciones incumplidas. Nosotros mismos, en la plenitud de nuestras vidas, sabemos del cansancio de la convivencia en escasez: teléfonos que no funcionan, falta de luz, de agua, de cloacas, de escuelas para nuestros hijos, calles rotas, actitudes egoístas que desnudan la precariedad del entorno….
La escasez ha desnaturalizado la íntima relación entre la jerarquía de una tarea y la capacidad adquisitiva que esa tarea genera, trastoca la producción de bienes y la prestación de servicios en cantidad y calidad; desestabiliza el consumo, la capacidad de compra del consumidor se torna errática y vicia la relación entre el trabajador y su trabajo. Los trabajadores reciben míseros salarios que desalientan la iniciativa personal. Los más emprendedores se inician en el trabajo por cuenta propia, ganando mucho más, pero dando por tierra con la posibilidad de insertarse en un proyecto totalizador de esfuerzos orientado orgánicamente al bien de la comunidad. Esto contribuye a crear un circuito marginal de producción y consumo, y favorece el mercado negro en detrimento de un estado impotente que desatiende la educación, la salud, la justicia, la defensa y la seguridad.
La política tampoco es ajena a la escasez. Desnaturalizada por una partidocracia ambiciosa e ineficiente, desvirtúa en el accionar errático de los políticos las esencias mismas no sólo de los partidos y de las instituciones, sino del sistema democrático. El debilitamiento de este trípode, que es el objeto sociopolítico del que se valen las comunidades para crecer en busca de su razón de ser, supremo objetivo trastorna la relación para con el ciudadano común que se torna escéptico del sistema. Si la partidocracia argentina sigue operando como poder delegado de la oligarquía, la escasez económica terminará con el argentino. Seguiremos siendo víctimas de una relación de intercambio deteriorante de nuestros intereses, pues mientras los insumos críticos mantienen precios fijos es constante el alza de los precios de los productos industriales que debemos traer del exterior. Ya en 1961, la brecha que separaba a unos de otros era un 25% mayor que apenas una década antes cuando ascendía a un escaso 5% (1954) Esto redunda en pérdidas de divisas y empobrecimiento general: nuestro nivel de tractorización es inferior al de Chile, Uruguay y Brasil. Utilizamos 3,4 kg. De fertilizantes por año contra 716,9 de Holanda, 33,3 de chile y 31,4 de Uruguay. El consumo de acero bajó de 185 Kg. Por habitante en 1975 a menos de cien en 1984. Entre 1974 y 1984 la pobreza de los argentinos se triplicó, pasando del 10% de la población a un 27,8 %. ¿A cuánto ascenderá en 1989 cuando hubo de recurrirse a la olla popular para paliar el hambre? (26)
Advertimos que el mundo asiste a transformaciones estructurales debidas al aceleramiento de los plazos de producción, pero muy especialmente a los referidos al proceso de inversión-desarrollo-comercialización masiva. Estas circunstancias han llevado al poder transnacional a activar una política económica de de redistribución de las fuerzas de la producción en el mundo. La Argentina ha sido ubicada dentro del nuevo esquema a partir de su propia realidad de escaseces económicas, políticas y sociales, pero además de sus escaseces geoestratégicas: una debilidad ancestral en aprovechamiento del terreno en relación con aspiraciones del mismo carácter de los intereses transnacionales articulados con la oligarquía vernácula. Son prueba de ello dos inmensos desiertos: uno, al norte, 300.000 Km. de pampa subtropical, y otro, al sur, la Patagonia. Ambos actúan como desintegradotes económicos y como baches geoestratégicos. El desierto al norte centrifuga las provincias del noroeste hacia el Pacífico (Pacto Andino) y el del sur nos desvincula de la Antártica sobre la que actúa como base y trampolín al alcance de cualquier potencia. La Guerra de las Malvinas, ejemplo patético de escasez y uno de los disparates más colosales que registra nuestra historia, favoreció la instalación de una base de la Nato en el Atlántico Sur dando pie a una escalada que no sabemos en que ha de terminar.
Los recursos humanos requieren ser informados para satisfacción de su búsqueda de la verdad. Qué no decir de la educación que les es menester.
Si educar es satisfacer la plenitud de las potencialidades propias del hombre y las derivadas de un estado de necesidad nacional en el que las transformaciones de los recursos físicos, la producción y el consumo realimentan el circuito educativo para favorecer la instalación definitiva de una sociedad preñada de saber y en ejecución de su propia cultura, lejos estamos de tal logro. Corresponde a la dirigencia política resolver el problema de la educación y les cabrá la responsabilidad de tal incumplimiento mientras no sepamos a dónde vamos como nación, mientras no se echen las bases y se faciliten los objetos que orienten el objetivo.
Se vislumbrará la solución cuando cesen los mensajes unidireccionales que asedian al individuo y amenazan despersonalizarlo, cosificarlo; cuando se subraye la importancia que tiene la distinción entre individuo y persona, lo que equivale a tener como horizonte de nuestra acción al hombre desalienado, al hombre que ha elegido la lucidez como meta, cuando comprendamos que una sociedad vale lo que valen en ella las relaciones del hombre con el hombre, cuando transformemos el “yo” del humanismo burgués en el “yo-tú”, que es la “ecuación verbal de la persona”.
Ante el caos: Alfonsín
El retorno a las instituciones en 1983 no pudo con esta realidad de escaseces.
El libre juego de las instituciones no alcanzaba para emprender el camino de la abundancia. A mediados de 1986 la Argentina comenzó un calvario que, producto de la ideologización de la realidad cuando no de intereses muy bien urdidos, habría de consumir su cuerpo social a extremos nunca vistos. Nuestro país entraba en una etapa de caos al que la partidocracia no podía ni sabía dar respuesta.
Avizoramos que la salida pasaba por una dirigencia capaz de operar efectivamente sobre el caos a partir de una estrategia que, rompiendo con el mallado partidocrático allanara el camino hacia una política económica que renegara de la escasez como variable de ajuste. Terminar con la partidocracia recreando una dirigencia de base genuinamente representativa exigía romper con la desinformación a la que se somete al pueblo. No menos importante resultaba informar acerca del origen y de los estragos que causa la escasez en lo social, lo político y lo económico. En este sentido era imprescindible plantear el debate en torno del tipo de hombre que genera, las actitudes que adoptan los que se ven inmersos en ella y las relaciones que se establecen entre las personas y entre éstas y el medio en el que les toca actuar.
Un operativo que comenzó en marzo de 1987 nos ha permitido al cabo de dos años llegar a conclusiones que ratifican nuestra tesis de que la escasez es causal de disolución del cuerpo social argentino. Del mismo modo se comprobó que una información objetiva, sin color, resiente a la partidocracia y concientiza de sus potencialidades a los sectores sociales más postergados.
Partimos de la base de que el diario local de Lomas de Zamora, “La Unión”, sería el vehículo ideal para evaluar la respuesta de la población. En ningún momento se hizo alusión al objetivo que perseguíamos. Entre marzo de 1987 y julio e 1988 “La Unión” de Lomas de Zamora publicó alrededor de 30 colaboraciones mías, todas en la sección “Cartas de lectores”: comentarios políticos de circunstancias, nombramientos de ministros, visitas de personalidades extranjeras; se tocaron temas de interés general: energía atómica, marginalidad, Iglesia, salarios, integración latinoamericana, etcétera.
“La Unión” tiene una tirada diaria de cerca de 8000 ejemplares, lo que la acerca a unos 35.000 lectores. Diario de avisos clasificados, es leído por comerciantes, adquirentes de propiedades o vehículos automotores y por políticos locales que usan el periódico para preponderar en las internas partidarias. No tiene editorial ni compromisos partidocráticos. A partir de 1988 pasó a pertenecer a un solo dueño que le dio un solapado giro hacia la izquierda, momento a partir del cual dejó de publicar mis colaboraciones.
Ninguno de los artículos a los que acabamos de hacer referencia tuvo eco. Sabíamos de amigos que leían; hicimos fotocopias que repartíamos generosamente entre conocidos, vecinos y estudiantes, pero no había adhesión. Era indudable que las características del diario no lo hacían convocante de nuestros anhelos. En realidad el problema pasaba, me atrevo a conjeturar por un público de lectores “escasos” por excelencia. Nuestro intento de incursionar simultáneamente por ”La Nación”, a través de la sección “Cartas de lectores”, en busca de una mayor repercusión, fue un rotundo fracaso. Nunca publicó una sola carta, restándole así posibilidades de difusión al proyecto.
La falta de respuesta nos hizo derivar a un programa radiofónico. Se contrató un espacio en una de las cinco o seis emisoras comunitarias clandestinas de FM que irradian en Lomas de Zamora. Bajo el nombre de “Periodismo Puro” salimos al aire con el mismo objetivo que había animado nuestro quehacer en el periódico: criticar la partidocracia, romper con la desinformación y entrevistar a las personalidades más descollantes de las ciencias y las artes, del periodismo, de la producción, de la salud, de la justicia. Lo hicimos con todos los sectores de la vida nacional, excepto con los políticos a los que desgraciábamos diciendo al comenzar cada programa que, cuando un pueblo pierde de vista los valores, lo primero que hace es ponerlos a disposición de lo peor de la sociedad, es decir, de los políticos y los negociantes.
La radio de referencia, “Sensaciones”, cubría un sector socioeconómico semejante al del periódico. En su organización estaba contemplada la prohibición de irradiar tangos y tenía varios programas periodísticos de escaso valor. Montada empresarialmente, si bien nunca se insinuó ningún tipo de censura, hacia fines de 1988, cuatro meses después de haber comenzado el programa, lo levantaron sin dar razones.
Esos cuatro meses fueron muy ricos. Las entrevistas, eran grabadas y difundidas en otras emisoras.
La partidocracia comenzaba a sentirse molesta. Un concejal justicialista (peronista) nos llamó a la emisora en plena transmisión del programa para decirnos que lo nuestro era atentatorio de la democracia. Se negó a salir al aire, lo cual no nos inhibió, sin embargo de comunicar a la audiencia lo que acababa de suceder.
A pesar de todo este esfuerzo, los escuchas en general no adherían. Estábamos utilizando un recursos fuera del sistema, como es una radio clandestina, para transmitir un mensaje detractor del sistema, lo cual no está mal en ninguna parte del mundo, salvo en la Argentina, donde la ilegalidad forma parte del sistema. Lo nuestro chocaba con la gente, con el estilo y hasta con los que auspiciaban el programa: una empresa naviera y una compañía de seguros. Los propietarios de la emisora pusieron, como queda dicho, súbito fin a nuestro programa.
Primeras conclusiones
Estas dos tentativas por penetrar en la comunidad a través de un medio escrito local y de una emisora de radio nos permitieron ratificar que un vasto sector de la población del conurbano es reacia al compromiso de una participación activa en el debate de todo aquello que le incumbe naturalmente como miembro de la comunidad.
Veinte entrevistas realizadas a personas que escuchaban “Periodismo Puro” y habían leído los artículos de “La Unión” arrojaron como resultado que en la Argentina no hay miseria; que hay escasez, pero, básicamente porque al argentino no le gusta trabajar; que nuestro país es rico y que con paciencia saldremos adelante; que la comunidad no funciona porque la gente es haragana; que los comerciantes son todos unos ladrones; que los capitales nacionales nada tienen que ver con el problema argentino: ”ojalá hubiera varias Amalita Fortabat (propietaria de una cementera) en la Argentina; hay que ver lo bien que están los obreros con ella; que la educación no va porque los maestros no enseñan, que no tiene nada que ver el sueldo: “el que es maestro es maestro”; que Alfonsín no puede hacer nada porque “el pueblo no le responde”; unos pocos reconocieron la sigla CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) , pero nadie sabe los adelantos que en materia de energía atómica ha logrado la Argentina.
Casi nadie reconoció que un proyecto puede fracasar simplemente por carencia de objetivos, de “pre-supuestos”. La responsabilidad de nuestros fracasos como país siempre recayó en el hombre argentino: su inconsistencia, incapacidad y haraganería. Todos opinaron peyorativamente de la Guerra de Malvinas: “Fue un disparate, más vale no acordarse” fue uno de los comentarios; Mayoritariamente coincidieron, siguiendo a Alfonsín, que con la democracia se come, se educa y se cura. Ninguno se mostró interesado en los PBI comparados de los principales países del mundo; coincidieron en general en apoyar la integración latinoamericana. Dijeron “ver” la deuda externa brasileña en obras de todo tipo; privatizarían todo. Ven por televisión programas periodísticos (Neustadt) y aún opinando que es un sinvergüenza que se acomoda con cualquiera le asignan prestigio como periodista y razón en cuanto es un hombre muy bien conectado. Cerca de la mitad de los entrevistados se manifestaron religiosos, aunque sólo dos de ellos practicantes. Coincidieron en que el país fue rico a principios de siglo; manifestaron desconocer, no obstante, cuántos habitantes tenía Argentina en ese momento y cómo vivía la clase trabajadora. Reconocieron la riqueza de la Patagonia y atribuyeron su escaso desarrollo a lo inhóspito de la zona; no la asociaron como trampolín hacia la Antártica. Aceptaron la integración con Brasil como algo que nos favorecería por ser éste un país pujante; contestaron a la pregunta de porqué Brasil crece y nosotros no, diciendo que por haber en aquel país inversiones extranjeras. Tuvieron dudas de las ventajas de cambiar la Capital del país al sur (N del A: proyecto de Alfonsín); uno sólo opinó categóricamente a favor del cambio. No mostraron interés por la reforma de la Constitución, salvo en lo que atañe al mandato presidencial: preferirían acortarlo. Ninguno vinculó la tecnología de punta con la industria pesada. Atribuyeron a la burocracia el desaguisado de las empresas del estado. Los residentes de Lomas de Zamora no aceptaron tener que pagar mayor tasa impositiva a favor de los marginales, “que no pagan nada, ni la luz”.
Más de la mitad de los entrevistados mandan a sus hijos a escuelas privadas, repudian a las maestras que hacen huelga y es común a casi todos la idea de que “si no les gusta lo que cobran que se vayan”. No diferencian entre educar y enseñar; no saben de la organización de las escuelas de sus hijos. Cuando la policía les pide "unos mangos" para nafta (gasolina) no se niegan aunque opinan a renglón seguido que son unos sinvergüenzas.
Entre los entrevistados, hay dos católicos prácticos que participan en la escuela de sus hijos como padres de familia; un sacerdote católico español que opina que la conversión personal de cada argentino va a salvar el país; un ingeniero que trabaja en una multinacional; una ama de casa que se manifiesta simpatizante del Partido Radical; una química, también radical; otra ama de casa que confiesa no entender nada; una abogada judía que había prometido traer un rabino para una entrevista en la radio; dos bancarios; dos estudiantes de derecho de la Universidad de Lomas de Zamora –uno de ellos radical, el otro sin filiación política; un vendedor de automotores de segunda mano; dos ejecutivos de una fábrica de electrodomésticos, un estudiante de comercio exterior y una secretaria de una empresa industrial.
La mayoría de los entrevistados rehuyó el encuentro. Su meta no era la verdad sino la seguridad. Alababan nuestro quehacer pero nos tildaban de locos. Se desdibujaban en una lucha por matar el diálogo. Sus respuestas reflejaron personalidades egoístas y negociadoras.; mostraron inconsecuencia con su prédica y servilismo del dinero.; fueron autoritarios e inflexibles. Incumplidos espiritualmente, sus propuestas no excedieron lo puramente visceral. Son los hombres argentinos de Mallea en “La Vida Blanca”: “…atreviéndose sin atreverse del todo, queriendo sin llegar al amor, actuando sin llegar al acto, criticando sin llegar a la crítica, viviendo, en suma, sin llegar, en efecto a vivir”. Son marginales de otra categoría, pero marginales al fin, que hacen al juego dialéctico del poder político apostando a una partidocracia indiferenciada que los convoca para dirimir fuerzas, mientras sus dirigentes acuerdan planes de acción que se articulan con intereses cuya entidad desconocen por completo. Son testigos forzados de un esquema que los excluye y somete. Incapaces de aprovechar las contradicciones del sistema para superarlo, se adecuan a una realidad que por serles ajena los inhibe de actos de grandeza e intrepidez, reduciéndolos a un estado de cobardía inconsecuente con la matriz trascendente con la que fueron acuñados. Confunden la esencia de la vida con las circunstancias de la sobrevida: en lo personal son egoístas y en lo comunitario especuladores; trastrocan lo accesorio con lo principal, las formas con los contenidos. Carentes de universalidad se debaten en las preponderancias comarcales de lo social.
Poco se había logrado después de un largo año de trabajo respecto de terminar con la partidocracia o crear dirigencia para el caos.
Sin embargo, estábamos rompiendo con la desinformación.
Nuevo Intento
La experiencia que dejábamos atrás había carecido de la participación de los sectores más humildes de la sociedad, lo que había llamado poderosamente nuestra atención dadas las características del medio en el que nos movíamos. Esto nos obligó a repensar la tarea. Aprovechando el hecho de que nos levantaran el programa de radio, en la elección de la nueva emisora tuvimos en cuenta que fuera más “pueblera”.
Cambiamos el tono del mensaje y. considerando la proximidad de las elecciones generales para presidente y vice, agregamos comentarios sobre las plataformas políticas de cada partido. La nueva emisora, “Lomense” era propiedad de un concejal justicialista que no prestó gran atención a nuestra propuesta. La radio había sido montada con fines políticos, partidocráticos, más bien. Sobrevivimos otros tres meses, aunque con marcada adhesión en esta oportunidad. El periodista Reinaldo Bandini, invitado casi permanente, informaba a la audiencia de los manejos del poder económico mundial y de su articulación con la dirigencia nacional. Se llevaron a cabo entrevistas a filósofos, ensayistas, científicos…todos los cuales, en el discurso de los hechos, ratificaban nuestra tesis. En plena campaña política, las elecciones a pocos meses vista, entrevistamos a un miembro de de la Junta Coordinadora Radical de Lomas de Zamora, a partir de una conferencia dictada por el Canciller Dante Caputo en nuestra ciudad. Este joven político nos abrió la puerta para criticar a la partidocracia sin ningún reparo. Sus respuestas, elusivas y sin fundamento, pasaron revista a la ignorancia que anida en la dirigencia de comité.
El éxito de audiencia que tenía el programa se manifestaba a través de cartas que llegaban a la radio regularmente del barrio Facundo Quiroga, un asentamiento marginal ubicado en el Cuartel Noveno de Lomas de Zamora, a escasos 6 km. De la Capital Federal.. Sin agua (éste se obtiene clandestinamente de un caño maestro que atraviesa el lugar camino a Ingeniero Budge, una localidad vecina), tampoco tiene asfalto ni mejorado, ni luz eléctrica, aunque los vecinos la consiguen colgándose clandestinamente de las líneas generales que cruzan el asentamiento. Existe una sala de primeros auxilios que depende de la Prov. de buenos Aires y un hermoso edificio escolar donde funciona desde 1988, la escuela pública nº 68. Las casas demuestran la brutal escasez de la pobreza, si bien mayoritariamente son de material. Los predios, en litigio por ser tierras privadas, están perfectamente delimitados y se accede a las casas únicamente por el acceso que da a la calle, zanjeada y sin veredas.
No hay presencia de la Iglesia Católica; predominan iglesias disidentes que tampoco tiene gran influencia en el lugar. Hay una unidad básica en la cabecera del asfalto, donde talla el caudillo del asentamiento; un Centro cultural, el general Belgrano que atiende las necesidades de apoyo escolar de más de 120 chicos y funciona en una casa de familia. Hay vagancia, drogadicción y prostitución.
El edificio de ENCOTEL (Correos del Estado) de Villa Albertina –vasta zona del Cuartel Noveno- está ubicado a las puertas del asentamiento y presta excepcional servicio al asentamiento de Facundo Quiroga. .
Últimamente se ha instalado una radio clandestina desde donde el matrimonio que dirige el Centro Cultural –Julio Alegre y Rosa Tenis- irradia un programa periodístico, “Inquietudes” que sale al aire dos veces por semana. La emisora, que funciona todo el día, emite programas para la comunidad Boliviana, paraguaya y nativa. El centro cultural reúne un buen número de familias, cerca de 30, enfrentadas con el caudillo; existe un grabador de audio y un pizarrón.
La escasez reina por doquier. No hay sillas ni espacio físico para llevar adelante la tarea que desarrollan. Dos maestras de Villa Lugano (Capital Federal) que llegaron al barrio a través de nuestro programa, “Periodismo Puro”, prestan colaboración los sábados por la tarde a cerca de veinte chicos con problemas de aprendizaje.
La crisis económica obligó al asentamiento a una olla popular que funciona en la unidad básica y, últimamente otra, que funciona en el centro cultural. Para esta segunda olla, el matrimonio encargado del centro tramitó ante la municipalidad la entrega de fideos, arvejas y aceite y, con el trabajo de los vecinos que aportan alguna que otra verdura, dan de comer a 250 chiquitos y a cerca de 20 abuelos. Se diferencia esta olla de la de la unidad básica por la colaboración que prestan los vecinos en la preparación del alimento. El programa “Inquietudes” acuerda intercambio de propaganda por comestibles.
Esta gente de la que nada sabíamos aún salvo por las cartas que enviaban a “Periodismo Puro”, se acercó a nosotros a partir de un trabajo muy minucioso que comenzó con dos reuniones en mis oficinas de Lomas de Zamora, profusamente anunciadas por la radio. En estas reuniones Bandini enfocó un tema que despertaba gran interés en ellos: la inserción de la Argentina en el mundo. Sin embargo, no concurrieron. Una tercera reunión llevada a cabo como cierre del ciclo académico en el profesorado católico local, igualmente anunciada por radio, fue un éxito. Nos vinculó a la gente del barrio.
Entre las cincuenta o sesenta personas asistentes había un grupo que no respondía al empaque académico del momento. La radio, nuestro programa, había traído a cinco miembros del asentamiento a escuchar, a opinar, a decirnos que aprendían mucho de nosotros, que decíamos cosas que nadie les había dicho jamás y a darnos las gracias.
La relación se había establecido. Faltaba el encuentro.
Se produjo rápidamente. La esposa de uno de los asistentes, Rosa Tenis, precisamente, se presentó una tarde a comentarme los inconvenientes que se habían suscitado en la escuela 68 del asentamiento, donde el caudillo del lugar, con el apoyo de los padres y autoridades escolares, había prácticamente bloqueado el acceso de algunas madres que se habían acercado al establecimiento.
Se entrecruzaban conflictos de todo tipo: reiteradas ausencias del personal docente, falta de luz y en consecuencia de agua, chicos que se escapaban de la escuela por falta de vigilancia, problemas con la comida, en fin, todo aquello a lo que convoca la escasez.
La Sra. Tenis fue invitada a la radio. Aludió a los problemas respondiendo un cuestionario que yo mismo llevaba a cabo según avanzaba ella en sus explicaciones.
Me comprometí a ir a la escuela. Fui recibido en la calle. No tuvimos acceso al edificio. Un grupo de madres me esperaba. Ratificaron todo lo dicho por Tenis en la radio. Agregaron que las autoridades de la escuela no las dejaban entrar porque eran unas ”negras de mierda” que no tenían ni idea de lo que era educar un hijo; que mandaban a los hijos al colegio para que comieran, no para que aprendieran. Faltando unos pocos días para terminar el ciclo lectivo las madres computaron sólo 55 días de clase en todo el año...
Intenté volver a la escuela con el presidente del Consejo Escolar. No tuve éxito. Nunca pudimos coincidir en el lugar.
Fui una tarde a dar una charla con mi esposa sobre educación. Esa misma tarde el caudillo organizó una reunión para tratar el tema de la adjudicación de tierras, con lo cual se resintió la concurrencia a nuestra charla. Ésta se desarrolló con la presencia de 16 madres que participaron activamente con comentarios que no daban lugar a dudas respecto de lo que querían: “Este asentamiento es nuestro y, a a pesar de la miseria es lo único que tenemos para dar a nuestros hijos; las maestras no entienden que tienen que colaborar con nosotras. Siguieron atentamente una somera explicación de la transformación de individuo en persona y lamentaron no tener acceso a la computación y al inglés como herramientas de progreso cuando se enfocó la trascendencia del hombre en cuanto creador de circunstancias nuevas.
La relación se fue consolidando.
Una comida en mi casa a la que asistieron para charlar un poco más a fondo del tema que más les interesa: la articulación del poder transnacional con los capitales nacionales, ayudó a que intimáramos.
Ya había terminado el ciclo de la radio “Lomense” y comenzaba otro nuevo en la radio “Ciudades”, cuando fui invitado a una cena en el local de Encotel de Villa Albertina para despedir el año 1988.
Fue el remate final. Ya se había producido el encuentro. Una nueva reunión en casa del matrimonio Alegre durante la cual me obsequiaron un libro y una invitación a participar en las fiestas del aniversario del asentamiento, circunstancia ésta en la que me hicieron presente un pergamino firmado por los vecinos, consolidaban nuestra presencia entre ellos.
Finalizaba marzo de 1989 cuando nos comunicaron que habían contratado un espacio de radio en “Ciudades” desde donde irradiaban “Inquietudes”. Me llamaron a participar desprograma como invitado especial. . Así el “compañero Carlos” se incorporó a un programa periodístico que transmitía las “inquietudes” del Cuartel Noveno con propaganda de comerciantes de la zona -.almacenes, empresas constructoras de casas prefabricadas, carnicerías, bicicleterías, etc. El grueso de la propaganda correspondía a una agrupación política que nominaba a Carlos Saúl Menem. Pasadas las elecciones se levantó “Inquietudes” por razones económicas, aunque no desapareció: comenzó a irradiarse desde radio “Satelital”, otra radio ilegal de FM que acababa de instalarse en el Cuartel Noveno.
Allí fueron y allí fui invitado nuevamente. En Junio de 1989 salimos al aire en la zona. Lo más significativo que sucedió desde entonces es que comensaron un contacto con la Iglesia Evangélica Bautista de Lomas de Zamora.
Desde agostó comencé a irradiar clases de inglés, dos veces por semana, con apoyo de la emisora satelital, que comenzó a distribuir fotocopias y cintas magnetofónicas sin cargo entre los que lo solicitaban.
Se programó, igualmente, ampliar el curso de inglés para apoyo de los cursantes de la escuela industrial de la zona con la invalorable ayuda del propietario de “Satelital” que hizo los contactos necesarios.
Un colega que desarrolla parte de su actividad profesional una cooperativa de trabajo me presentó a uno de sus directivos. Se trata de un joven de 28 años, estudiante de ingeniería que ha recorrido el mundo estudiando y en búsqueda de ayuda para los marginados. Vive en Villa Albertina, a escasas cuadras del asentamiento. De la entrevista que le hiciéramos por radio en el programa “Inquietudes”, surgió espontáneo y fresco su apoyo a la comunidad que lo vio crecer, a sus pares y la alegría de una vida signada por el trabajo y el estudio. Miguel Ángel Peñaloza, así se llama, comentó sus experiencias en materia de desarrollo de comunidades como la Facundo Quiroga a través de la autogestión de sus habitantes.
Más conclusiones
En este grupo humano la escasez viborea entre la abundancia. La señora Rosa Tenis proviene de una familia de Ingeniero Budge, donde su madre, Mirta, despliega gran actividad comunitaria. Julio Alegre, hombre del interior, se desempeña como cartero de la sucursal ENCOTEL de Villa Albertina, junto a su hermano Luís, que vive en Villa Maipú., lugar próximo no emergente. Su trabajo le permite el conocimiento del asentamiento y de las familias que lo habitan.. Fue militante justicialista hasta que lo venció la partidocracia, de la cual reniega. Mantiene vínculos de conocimiento con el caudillo del lugar, aunque sin frecuentarlo. Buen lector, escucha programas periodísticos, aún los que no responden a su ideario, porque entiende que “hay que saber qué piensa el enemigo”.
Las familias que acompañan a este matrimonio con dos hijos y otro por nacer ayudan en las tareas del centro comunitario “General Belgrano” se recuestan especialmente en Rosa que encara con verdadera decisión los problemas que los acosan. Se conducen solidariamente y no rehúyen el diálogo; escuchan con atención y disienten sin soberbia. Son amplios, abiertos, maleables, independientes, ociosos; viven intensamente, poniendo en acto sus ideas. Se han descubierto; ven el mundo y se ven en él.
Su entorno, sin embargo no acompaña. Es un amontonamiento de individuos sin destino. Los más jóvenes se prostituyen o se drogan. Falta trabajo, reina la vagancia. Tienen la voluntad muerta y el afecto dormido. Intelectualmente no satisfacen ninguna expectativa más allá de una deficiente lectoescritura. Indisciplinados, faltos de proyectos, no se detectan hábitos de ningún tipo como no sean los puramente viscerales. Son monológicos; no saben escuchar; son autoritarios, machistas, serviles. Son milagreros en política y sobreviven gracias a los favores de la partidocracia actuando como delegados de politicastros de tercero o cuarto nivel.
Las pocas entrevistas que pudimos llevar a cabo mostraron hombres temerosos que nos regían. Cuando se planteó el problema de la escuela nos manifestaron que “esas mujeres” (se referían al grupo de Rosa Tenis) eran unas revoltosas; que en el colegio no pasaba nada malo”.. Me llamó la atención que respecto de la escuela hablaran los hombres solamente; sus mujeres no aparecieron en ningún momento. Estaba claro que respondían al caudillo.
No son hombres de fe. Dijeron ser peronistas y apoyar incondicionalmente al partido y a sus líderes. Los entrevistados dijeron no tener trabajo y vivir de “changas”. Expresaron no saber nada de que hubiera drogas en el asentamiento, aunque sabían de una campaña que había llevado a cabo el intendente en ese sentido. Cuando se les preguntó acerca de la falta de seguridad en el vecindario –no hay policía- manifestaron que “los canas son unos ´cagones´, por eso no entran”. Dijeron no sentir la falta de teléfono:” ¿A quién vamos a llamar, a la cana (policía)?”
Son marginales abandonados de la mano de dios. La escasez ha hecho estragos entre ellos. Los ha destruido, desnaturalizando la potencialidad que anida en su condición de seres humanos. No han podido descifrar el mensaje de grandeza que conlleva su humanidad. Encontramos en ellos muchas características en común con los que encuestamos luego de nuestro primer intento a través de “La Unión” y de la radio “Sensaciones”. Sus actitudes reflejan carencias inducidas por la escasez de un medio que los ha marginado.
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