jueves, 5 de diciembre de 2013

EL NENE Y LA ABUELA


¿A usted le importa quién fue Piaget?

Seguramente no. Le confieso que a esta altura de los acontecimientos que pueblan el mundo educativo, a mi tampoco. La relación que mantenemos con nuestros hijos excede el marco de esa necesidad.
Según estadísticas que ruedan por ahí, el 20 % de los españolitos en edades que no sobrepasan los 12/14 años tiene trastornos de comportamiento derivados de circunstancias de vida angustiantes. Se calcula que a este ritmo hacia el 1020 la cantidad  rondará el 50 %. 
La familia, victimaria y víctima de los chicos, vive una gran angustia. La realidad de una sociedad  que la ametralla con el peligro de alcoholismo y de la droga, devastadoras ambas, poco se ocupa, sin embargo,  de  su propio calvario en la lucha que sostiene contra el desinterés de los chicos al momento de atender sus obligaciones escolares, su falta de voluntad , su escaso afecto por el estudio…
Habría que preguntarse si la solución, tal cual se propone en los colegios,  es  dedicarse más a los chicos, primera instancias ésta que por lo general se acepta porque, poco más o menos, todos sentimos que dedicamos poco tiempo a la prole. Cuando transcurrido un tiempo la cosa no mejora, entonces acudimos en busca de ayuda externa. Aparecen en el horizonte profesores particulares que “enseñan” lo que los chicos no aprenden (la raíz cuadrada, por ejemplo). Esta etapa dura en relación directa con un estado de vértigo que nos hace pensar que nuestro hijo es medio tonto.  Nos llama la atención que la criatura sea tonta nada más que en el ámbito de la escuela, pero, si no le entra, si no quiere, si no… pues “este chico no es para estudiar”. Antes de entregarnos lo llevamos al psicólogo. El profesional nos dice que es muy común en los chicos, que es un chico normal, que está desganado por la pre-niñez, pre pubertad o pre-adolescencia, según la edad del crío, y así nos tiramos seis meses. Al cabo de ese tiempo la maestra vuelve a llamar para decir que el nene no puede, no quiere, no sabe, no estudia,  no…
La situación en casa es explosiva; “no te ocupas del nene” (el padre a la madre); “el que se desentiende eres tú”, (de la madre al padre), y  hasta la abuela,  que  entiende a su nieto, que habla con su nieto, que consuela a su nieto, que malcría a su nieto, que termina siendo cómplice  de su nieto, harta de tanta estupidez de pronto dice: la maestra es una idiota. El nene no tiene nada. Es ella, la maestra  que no lo entiende.
A la pobre vieja se la quieren comer cruda, pero , pero…

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