Y es una buena noticia para la
izquierda en Europa.
Attac Madrid 1-07-2017
Nick Dearden
Gran Bretaña ha
concluido la elecciones más significativas y sorprendentes en su historia
moderna. Theresa May, quien hace unas semanas parecía invencible, vista como
una de las primeras ministras más populares de la historia, es ahora descrita
como una “mujer muerta andante” por su antiguo colega George Osborne. Si estas
elecciones han demostrado algo es que ya no se pueden aplicar las leyes en
política con las que nos hemos criado. El cambio real es posible.
May se ha
convertido en la personificación de la arrogancia. Convocó unas elecciones
generales innecesarias para simplemente incrementar su mayoría, quejándose de
que la oposición estaba… oponiéndose a ella. Las encuestas de opinión
sugirieron que el Partido Laborista, debajo de un izquierdista Jeremy Corbyn,
sería erradicado. Para May, se predijo un triunfo aplastante que permitiría
llevar a cabo políticas extremas – romper relaciones institucionales con la UE,
recortar la inmigración, y recrear una mítica Gran Bretaña imperial, haciendo
tratos con todos los regímenes violadores de los derechos humanos del mundo.
Las encuestas
de opinión sugirieron que Gran Bretaña parecía estar al borde de convertirse,
en un futuro próximo, en un estado con un único partido.
Pero durante
6 semanas lo impensable ocurrió. La política de masas renacía a medida que un
ejército de británicos progresistas salía a las calles para hacer campaña por
un gobierno laborista. Semana a semana la ventaja conservadora se redujo y el
día de las elecciones salió un parlamento sin mayorías absolutas. Aunque los
Conservadores aún son el partido mayoritario, no tienen la mayoría absoluta
necesaria para formar un gobierno. Los laboristas han conseguido victorias
espectaculares en lugares donde nunca antes había sido elegido un diputado del
partido.
May se
encuentra actualmente en negociaciones con el Partido Democrático Unionista
(DUP, por sus siglas en inglés), un partido de Irlanda del Norte que es el
partido más de derechas del Reino Unido, que desprende odio hacia el aborto y
hacia los derechos de los homosexuales. Aun si sale un pacto, May solo tendrá
una mayoría diminuta, y ha perdido toda credibilidad dentro de su propio
partido. Su administración se encuentra actualmente en el caos, con los
diputados de los escaños de detrás furiosos de que haya apostado por estas
elecciones y que haya perdido.
¿Como ha
podido ocurrir esto? Primero, la gente joven, desconsolada por el rumbo de su
país desde el Brexit, ha hecho campaña llegando a decenas de miles. La división
generacional en Gran Bretaña es ahora enorme. Si te encuentras debajo de los 40
probablemente has votado “permanecer” en el referéndum sobre la UE, mientras
que si tienes más de 45 es más probable que hayas votado “salir”. Y estas
probabilidades aumentan a medida que más joven o más viejo te vuelves. También
existe un patrón generacional respecto a si votaste Laborista o Conservador. Y
la gente joven salió a votar en grandes cantidades.
Segundo, el
manifiesto laborista rechazó firmemente la economía neoliberal, integrando
principios social demócratas sobre redistribución, política industrial, altos
niveles de inversión, y una política exterior ética enfocada a la paz y la
cooperación. Por la primera vez en una generación mucha gente voto llevada por
la esperanza, por encima de la simple elección de la “opción menos mala”.
Esto
contrastó con el manifiesto Conservador, que también era interesante. May habló
también bondades sobre la política industrial y la importancia del estado,
mientras reducía el tradicional énfasis en los bajos impuestos y potenciar el
sector privado. Aquí, en uno de los epicentros del neoliberalismo, parece que
la obsesión ideológica por los mercados libres y las grandes empresas se está
desmoronando.
No obstante, en
muchas secciones el manifiesto parecía trumpismo diluido – una obsesión en
reducir los niveles de inmigración, un desdén por Europa y un deseo por
reclamar el pasado imperial de Gran Bretaña. Peor aún para los conservadores,
May pareció fría, rara y inconfortable en su presencia con gente ordinaria –
todo lo opuesto a Corbyn.
Finalmente, muchos
votantes progresistas que normalmente apoyan el Partido Liberal Demócrata, el
Partido Verde y otros partidos de centro o de izquierda, cambiaron a los
laboristas para asegurarse de que sus votos no se perdieran en el sistema de
votación británico de “el ganador se lleva todo”. Mientras tanto, los votos del
UKIP – el partido de extrema derecha euroescéptico – colapso, pero no todo
fluyó hacia los conservadores como se había predicho. Por mucho que algunos
votantes de clase trabajadora en las comunidades post-industriales del norte
hayan comprado la línea conservadora sobre Brexit e inmigración, éstos no
pudieron aguantar tener que votar a los conservadores cuando llego el momento.
¿Que
significa esto para el futuro? Son altamente probables otras elecciones en los
siguientes 12 meses, con un nuevo líder conservador. El gobierno es demasiado
inestable y May carece toda credibilidad. Aún así, no hay sucesor obvio, algo
que es particularmente grave por el hecho de que los diputados conservadores se
mantienen divididos respecto a Europa. El Partido Laborista podría ganar
fácilmente las próximas elecciones.
Mientras el
Partido Conservador vaya directo hacia el conflicto abierto, parece imposible
que se pueda hacer mucho progreso en las negociaciones del Brexit. Es buen
augurio para aquellos que quieren un Brexit “más suave”, que implique alguna
forma de involucración en la UE. Muchos diputados están pidiendo abiertamente
ser miembros en el mercado único para ser puestos de nuevo en la mesa, algo por
lo que podría fundamentarse un acuerdo entre todos los partidos. La manera en
que Theresa May quería llevar a cabo el Brexit también debe repensarse
completamente.
Respecte a
otros temas, ahora hay una división ideológica enorme entre los partidos, que
no puede salvarse con compromiso tan fácilmente. Existe un enorme abismo entre
los partidos en temas de inmigración, comercio, servicios públicos, e
inversión. Los meses siguientes tendrán menos sensación de gobierno normal y más
de elecciones alargadas entre estas visiones competidas sobre que tipo de país
queremos ser.
Nadie sabe como
esta historia terminará. Pero está claro que el neoliberalismo está muerto. Se
está librando la batalla por su sucesor.
ATTAC Madrid no se identifica
necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por
la propia organización.
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