Enviado por Er Chema
Hay que rendirse a la evidencia: aquí y ahora, vivimos bajo el control de una
especie de “Imperio de la vigilancia”. Sin que nos demos cuenta estamos, cada
vez más, siendo observados, espiados, vigilados, controlados, fichados. Cada
día se perfeccionan nuevas tecnologías para el rastreo de nuestras huellas.
Empresas comerciales y agencias publicitarias bucean en nuestras vidas. Ahora,
“la Policía del Pensamiento vigila a todo el mundo, constantemente”, como
escribía George Orwell en el año 1949.
En la era de Internet, la vigilancia se ha vuelto omnipresente y totalmente
inmaterial, imperceptible, indetectable, invisible. Además, ya es de una
extraordinaria sencillez técnica. La vigilancia actual está de alguna manera
“privatizada” y “democratizada”. Ya no es un asunto solo reservado a los
servicios de inteligencia. Pero al mismo tiempo, las capacidades de los Estados
han crecido de una forma exponencial, por las complicidades de los gigantes de
las TIC.
De ello se benefician, en primer lugar, las cinco empresas privadas que dominan
la Red, las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft), las cuales se
enriquecen con la explotación de nuestros datos personales, datos que
transfieren continuamente a la NSA, la más secreta y potente de las agencias
estadounidenses de información. Por otra parte y de forma simultánea, con el
pretexto sobre todo de luchar contra el terrorismo, los Gobiernos –incluidos los
más democráticos–, se erigen en el Big Brother, no dudando en
transgredir sus propias leyes para espiar mejor a los
ciudadanos.
Y esto no ha acabado. Los gigantes de la Net, insaciables, querrían extender su
huella bajo el pretexto de liberar y emancipar al conjunto de la humanidad.
Facebook o Google no venden nada a los internautas: venden sus miles de millones
de internautas a los anunciantes.
Contra la estafa de la seguridad, constante eslogan de todos los poderes,
recordemos la lúcida puesta en guardia lanzada por Benjamin Franklin, uno de los
autores de la Constitución estadounidense: “Un pueblo dispuesto a sacrificar un
poco de libertad por un poco de seguridad no merece ni lo uno ni lo otro. Y
acabará por perder las dos”. Una sentencia de perfecta
actualidad.
Hannah Arendt, en su libro Condición del hombre
moderno, plantea los peligros para la democracia de una sociedad
donde la distinción entre vida pública y vida privada quede insuficientemente
establecida. Lo que significaría, según Arendt, el fin del hombre libre. Y
empujaría a nuestras sociedades implacablemente hacia nuevas formas de
totalitarismo.
Con una rigurosa documentación y numerosos ejemplos, además de entrevistas con
Noam Chomsky y Julian Assange, Ignacio Ramonet describe la alianza sin
precedentes entre el Estado, el aparato militar de seguridad y las grandes
industrias de Internet que han organizado este Imperio de la vigilancia; un
desafío para la ciudadanía, que ve restringidos sus derechos cívicos, y una
amenaza para una cierta forma de entender la democracia. Y como nos indica el
autor en las conclusiones de este imprescindible libro: “¡frente a la vigilancia
masiva, resistencia masiva!”.
- Autor: Ignacio
Ramonet
- Editorial: Clavel
Intelectual
- ISBN:
978-84-944338-2-5
- Año de publicación:
2016
- Nº Páginas:
168
- Encuadernación:
Rústica
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