Carlos A. Trevisi
La politica se plasma desastrosamente porque está en manos de gente que obedece los mandatos de los que dirigen el cotarro. Por lo general se trata de gente -me refiero a los que obedientemente levantan la mano en la Cámara de diputados- que viven con holgura. No importa que sean sabidos: les basta con saber cuál es el botón que hay que accionar para cumplir con su cometido. En pocas palabras es suficiente que sepan que la mano derecha es aquella con la que se escribe y con la que se apulsa el botón para decir que sí o que no según el mandato de los que sí saben algo más que ellos. Así, pocas veces lo hacen sin equivocarse aunque más de un distraido/a que está jugando con su tablet...
Hay otros, inteligentes, que ostentan cargos espectantes que los autorizan a tomar decisiones importantes.
Todos ellos participan de una organización llamada "partido político", una empresa, que, como tal, tiene cargos que cubrir. Por lo general se pone al frente al que mejor "pinta" por su lucidez y empatía y se nombra administrador-gerente al que maneja el dinero. Se agrega al entorno institucional a un secretario/a general que "vocea" los proyectos. Hay otra gente que cubre las espaldas de los dirigentes principales. Por lo general son personas sonrientes que, de ser nesario, proceden con altitud de miras para dejar bien parada a la "empresa" y a sus mandantes. Como suele suceder, los altos cargos que ejercen los vinculan con el mundo de la economía y de las finanzas. Así, cuando terminan sus mandatos, se incorporan a ese ámbito facilitando contactos para continuar la gestión iniciada entonces para favorecer el crecimiento del país.
A veces, los que ejercen los más altos cargos son motivo de burlas que lanzan eserpénticos periodistas. Es la parte más dura de la política: que cualquiera se les ría en la cara. Pero el sacrificio vale la pena. Todo sea por la patria.
Esto es todo más o menos.
Se dará cuenta ahora de porqué se lo vio a Aznar comprando un revolver: se están cargando a su sucesor, y no hay derecho. Se dice que está dispuesto a asumir el error de haberlo designado.
Don José maría, ¿acaso estará pensando en sui... ? No lo haga, por favor. ¡Usted hace falta! ¿Quién podría sentarse en Washington de igual a igual con el presidente de la nación más poderosa de la tierra apoyando sus pies sobre una mesa?
Lancemos a la calle nuestra conciencia comunitaria, despertemos los valores ancestrales que han regido nuestra forma de vida a partir de una educación que no puede permanecer desactualizada; nuestra voluntad, para terminar con los miserables mentirosos que se felicitan por haber salvado a una España que dicen que crece mientras la ciudadanía vive tremendos desasosiegos para mantener a los niños, a sus jubilados y llegar a fin de mes con los míseros sueldos que cobran.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLamentamos que la entrega del presenete artículo -copia del borrador- se haya subido equivocadamente con errores. Carlos A. Trevisi
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