martes, 19 de enero de 2016

EL TRIUNFO DE LOS MEDIOCRES (II)

Quienes me conocen saben de mis credos e idearios. Por encima de éstos, creo que ha llegado la hora de ser sincero.

Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo.

Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con una batería de medidas urgentes, con una huelga general, o echándonos a la calle para protestar.
Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel.
Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente.
Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, alguien cuya carrera política o profesional desconocemos por completo, si es que la hay.
Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado  natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre, reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia.

– Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura.

NB. Comentario
La televisión: Prolongación de nuestros afectos.
La televisión no es ajena al telespectador, no está enfrente de él, no es un estímulo que su cerebro procese como si fuera un objeto extraño ante el que eventualmente podría reaccionar. La televisión es una prolongación de sus afectos, de su voluntad, de su inteligencia, de su libertad. La grandiosidad (¿grandiosidad?) de la televisión consiste precisamente en eso: se nos incorpora, pasa a ser parte de nosotros mismos.
La televisión no es dialógica, didáctica ni pedagógica. No nace para serlo. Nace porque hubo quien tuvo la capacidad técnica de transferir una imagen por el espacio. Tampoco es un arma letal; ni un entretenimiento. Su trascendencia radica en que no se la puede encuadrar: sirve para todo lo que puede servir una imagen que es captada por una antena que la recoge allí donde se instale, y a la que todo el mundo tiene acceso. Es el ojo bobo por el que entra la realidad a los hogares. Un ojo que exhibe imágenes indiscriminadamente, sin orden alguno, sin prioridades, que dispara al bulto sin tener en cuenta a sus destinatarios: niños, jóvenes, adultos y ancianos; pega y pega.
Contrariamente a lo que sucede con el ordenador, que es interactivo (o puede serlo, claro), la televisión no sostiene diálogo alguno con el telespectador. Lo inyecta, se "le" instala y el cuerpo lo asimila como un alimento, como el oxígeno que lo mantiene vivo, como el afecto del que no puede prescindir.
El problema radica en los contenidos que inyecta. No siendo didáctica (para poder seleccionarlos); ni pedagógica (para poder orientarlos) y asumiendo que tampoco es un arma selectiva que pueda eliminar algún tipo de espectador, dejando otros a salvo, ni un entretenimiento (sólo para poder pasarla bien), sino todo a la vez, la heterogeneidad de su videncia y la amplísima gama de contenidos a los que puede apelar, impiden una racionalización de sus entregas. Si unimos a esto que es tan masiva como para desatar una multitud de intereses que van desde lo económico-financiero hasta lo artístico, sólo una sociedad ideal tendría una televisión que no alterara las conciencias.
Y ahí están nuestros niños, apabullados por contenidos desvalorizados, atrapados en una maraña de imágenes que superficializan su vida, que lo insolidarizan con su vida familiar, que los aletarga en un ocio improductivo, que los impulsa a falsas imaginerías de las que ellos son apenas sujetos virtuales.

Y nuestros jóvenes, desideologizados, abrevando del éxito fácil, del tener, de la apariencia, de la moda, del conformismo, del utilitarismo, del individualismo, como si fueran metas a perseguir.

Es menester detener el avance de esta televisión, someter su estilo, transformarla en un recurso que nos ayude a impulsar actitudes críticas, comunitarias, solidarias, reflexivas, independientes, apasionadas, consecuentes, dialógicas, democráticas.
El sólo intento ya será un éxito: habremos conseguido compañeros de lucha, que no es poco. 

– Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un solo presidente que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos sobre política internacional.

NB. Comentario
El mundo va mucho más rápido que la trasnochada capacidad para ver la realidad de nuestros políticos .Sus gestos, sus actitudes, su demagogia barata da prueba de ello. No escapa mi crítica  a la no menos pobre capacidad de los periodistas que abundan en los medios preguntando estupideces (“¿Cómo se siente”?) a más de un afamado delincuente –Rato, por ejemplo, a la salida de una indagatoria que lo retuvo horas y horas ante el juez; o locutores que anuncian academias para la enseñanza del inglés respaldadas por    ¡“Cambrish”! o  periodistas –no puedo creer que lo sean, pese a lo que acabo de decir acerca de ellos- que hablan de filosofía en una radioemisora llamada “Radio María” que despretigia sus objetivos, que imagino serán de captar fieles para la Iglesia.

– Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir, incluso, a las asociaciones de víctimas del terrorismo.

NB: Comentario
Como ha sucedido con el gobierno del PP que no escatimó esfuerzos para que así sucediera, o para acallar a los deudos de las víctimas del franquismo que 50 años después aún no han podido rescatar a sus muertos de las fosas comunes.

– Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado.

NB Comentario
No es extraño que así sea dado que lo único que se ha hecho ha sido “maquillar” el sistema agregando o sacando años de estudio a la Eso o al bachillerato, cuando no filosofía, materia  que ha desaparecido de la currícula. Si educar significa sacar fuera todo lo que nuestros niños, jóvenes y hasta adultos tienen  dentro, hasta ahora, no hemos hecho más que meter datos en sus cabezas, datos que no sirven para nada, datos que se pueden almacenar mejor en un disco duro que en el cerebro pero que seguimos considerando importantes porque aportan “cultura”. ¿Pero tendrán idea nuestros políticos de  lo que significa educar?

Os invito a que leáis EDUCACIÓN: ¿NO TIENE REMEDIO?  en http://guadarramaenmarcha.blogspot.com.es/2015/12/educacion-no-tiene-remedio.html  

– Mediocre es un país que tiene dos universidades entre las 10 más antiguas de Europa, pero, sin embargo, no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.

NB.Comentario
Cuando una sociedad como la nuestra deja atrás sus raíces sucede lo inevitable: se pierde el rumbo. La perdida consiste en que perdemos conciencia de los valores que acreditan aquellas y se cae en la trivialidad. La universidad no es ajena a este proceso. Escupe graduados hechos al pragmatismo de un mundo que se aferra a la ley como soporte de la justicia. El resto de Europa y otros países desarrollados se atienen a lo que sembraron sus históricos y cumplen con lo que viene de lejos. Nuestros graduados se marchan no solo porque no consiguen trabajo: se marchan porque España no ha resuelto la dicotomía de ser lo que puede ser o aquello que imponen las circunstancias de un mundo que brinda solidez pese a sus vicios.

– Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromea sobre sus deportistas.

NB. Comentario
He llegado a la triste conclusión de que si bien es así, el disparate está inducido por el sistema: los empresarios españoles, como todos los que tienen que lidiar con un país inestable, considerando que su objetivo es hacer dinero, no pueden ser el bastión donde se contemplen las necesidades de la gente; los trabajadores son apenas servidores de sus riquezas o de sus pobrezas. Los empresarios mandan al personal al paro  por la puerta del frente y los reincorporan en negro por la puerta de atrás; acaso sea por eso que no hay revueltas en las calles. Una sociedad cuyos fuerzas económicas operan de esa manera poco puede esperar de sus gentes como no sea su apasionamiento por hechos que, lejos de alentar su tranquilidad y una normal puesta en común, no sirven más que para irritar su sensibilidad.

– Mediocre es un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada – cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada.

NB. Comentario
Nada de lo que digas será aceptado porque se niega la alteridad;  entre lo que piensas y sientes y lo que en realidad estás obligado a ser te transformas en  un falsario que anuda medias verdades para sobrevivir. La lucha es ardua: todo es opinión transformada en certeza. Vivimos agobiados por una hipocresía que enturbia la realidad. Si te rebelas eres un loco. Si lo aceptas y entras en el juego te aniquilan porque vivimos circunstancias en las que muy pocos superan aquello de "uno idéntico a todos los demás" propio de individuos pero no de personas. Así, La relación termina en un desencuentro inevitable. Nada de lo que digas será aceptado porque se niega la alteridad entre lo que piensas y sientes y lo que en realidad estás obligado a ser: un falsario que anuda medias verdades para sobrevivir. En su “Vida de Don Quijote y Sancho”  donde nos hace ver que el único éxito radica en encontrar compañeros de lucha.

– Mediocre es un país en cuyas instituciones públicas se encuentran dirigentes políticos que, en un 48 % de los casos, jamás ejercieron sus respectivas profesiones, pero que encontraron en la Política el más relevante modo de vida.

NB. Comentario
Esta miseria está íntimamente ligada al hecho de que la partidocracia ha producido políticos pasivos que acceden a puestos expectantes con el libreto que impone la ideología de su partido.
Están comprometidos con un obedecer que anula sus capacidades para asumir el rol que les compete como representantes de la ciudadanía. Dos o tres dirigentes del PP son casos patéticos que al servicio de su propio bienestar  mienten descaradamente: la secretaria general del partido, una tal Cospedal es un modelo de lo que acabo de expresar.
Se es decente cuando con nuestros actos no invadimos ni la privacidad ni la intimidad de los demás.  Ni aún en la relación más fecunda, aquella que desemboca en encuentro, podemos permitirnos irrumpir en los adentros de nadie.
Sin embargo es un agravio a la comunidad y una indecencia no adentrarse en la vida pública de aquellos a los que la ciudadanía otorga mandato para administrar lo que es de todos.

– Es Mediocre un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza.

NB. Comentario
La ignorancia desorienta la apreciación de los contenidos porque sus argumentos no son válidos: la ignorancia  no alcanza a ver; apenas si mira. Percibe que algo pasa  pero es incapaz de la reflexión. Idiotizada  por el medio, la gente, cuya incapacidad de discernimiento le impide distinguir lo importante de lo accesorio, se lanza  a condenar a los demás  sin conocimiento de causas.
Es espeluznante ver a miles de jóvenes a la espera de que la televisión los impulse al estrellato. Es penoso verlos dispuestos a "regalar" sus vidas, a ponerlas en manos de los piratas del oportunismo sólo porque no saben qué hacer, porque no tienen un proyecto propio que los empuje a la realización de legítimas aspiraciones  por las que sentirse obligados. Han perdido la esperanza. Su "sindestino” los ata a la ilusión y a pasiones bastardas como la que sienten millones de ellos –y no tan tan jóvenes- por el fútbol.
Los medios han impulsado la opinión ligera  y el derecho que nos asiste a expresarla.  Nos han enseñado a  “ver” diferencias,  pero no semejanzas. Para discernir diferencias no hace falta reflexión. ¿Quién no distingue un perro de una mariposa? Pero ver las semejanzas entre ambos animales exige reflexión y conocimiento. Lo mismo pasa con la vida: las relaciones entre los hombres difícilmente terminen en encuentro porque al toparnos con los “adentros” de los demás no somos capaces de compartirlos porque no vemos. 


– Es Mediocre un país, a qué negarlo, que, para lucir sin complejos su enseña nacional, necesita la motivación de algún éxito deportivo.

NB. Comentario
Los griegos -emperadores del ascetismo- buscaron la verdad despertando conciencias. Los romanos –emperadores del poder y del placer- legislaron para poner orden y apelaron a la Iglesia católica para dar a la gente un marco de resignación. Los primeros concientizaban; los segundos moralizaban. Mientras los unos propendían al encuentro liberando a sus gentes, los otros adoctrinaban, imponían aquello de que la libertad de uno termina donde comienza la de los demás. La ley nos asfixia porque queda librada al juego de intereses que regula la moral del momento; no nos lleva a la verdad, solo regula las relaciones entre los ciudadanos. La conciencia nos empuja a la verdad y así ésta nos sale al encuentro.
Pregúntese ahora quién triunfó…¿Acaso los griegos? ¿No será que nuestro conflicto, insisto, no es más ni menos que no saber cómo resolver el dilema?


1 comentario:

  1. El interés despertado por el TRIUNFO DE LOS MEDIOCRES (I)me invitó a hacer comentarios sobre el original Este artículo no difiere al anterior; solo agrega mi opinión acerca de las razones de esta mediocridad que nos asfixia. (C.A. Trevisi)

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