¿A qué
aspiramos?
por Carlos A. Trevisi
Habréis leído en más de una ocasión que la mayoría de los
grupos humanos que aspiran a llevar adelante un cambio, cualquiera que sea
éste, necesita de la colaboración de
todos los que lo integran. Se entiende
por colaboración todo aquello que aspira a poner en común ideales y actitudes
francas y desinteresadas en la consecución de una meta.
Suele suceder que lo que comienza con gestos y actitudes fraternas
termina, en la mayoría de los casos, suscitando desencuentros porque hay quienes
quieren destacar, tienen afán de poder, son autoritarios o simplemente no han
tenido ocasión de aprender a trabajar en grupo y echan todo a perder.
La insatisfacción que anida en esas personas los lleva al
enfrentamiento continuo con los que, según sienten, rivalizan con ellos. La falta de capacidad para estar en los demás,
para aceptar que el otro también existe, se disimula cuando alternan con personas
complacientes, carentes de motivaciones como no sean las que conducen a una dócil
dependencia. El enfrentamiento se
acentúa cuando el “rival” que se han “inventado” no les presta atención o no los contradice. No
soportan que no se les preste atención.
Una de las principales características de este tipo de
gente es que tienen una formación
libresca que, precisamente por su forma de ser, no les abre el camino de la
reflexión, etapa ésta imprescindible para llegar al conocimiento. Su
personalidad se ha forjado sin contemplar que se ES a partir de los demás
y que solo se ESTÁ en la medida en que compartamos un espacio
común con los que nos acompañan. Se trata del hombre incompleto, del HOMBRE INDIVIDUO, aquél que ha
renunciado a la puesta en común de su afecto, su voluntad su inteligencia y su
libertad para adentrarse en la precariedad de una vida que no ha sabido elaborar
desde el mismo momento en que pisó el mundo.
Sin embargo, aquél que se ha ido nutriendo a lo largo de su existencia
de todo lo necesario para abandonar su mero ser biológico y transformarse en un
ser HUMANO, ése está vivo pues ha abandonado
su pobre identidad de individuo, -uno igual a todos- para transformarse en UNO
IGUAL A SI MISMO: ÚNICO, pero en los
demás.
Vale, entonces, que cada uno de nosotros nos preguntemos a qué aspiramos
Habrá quienes no entiendan que es así.
Los que aspiren a colaborar en GUADARRAMA EN MARACHA descubrirán,
en la lectura de los artículos que pueblan nuestros blogs, que todo lo que en ellos
se plantea responde a esta premisa.
¡Bienvenidos!
En Guadarrama, a los 3 días de setiembre de 2012
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