domingo, 20 de diciembre de 2015

SE ACABA EL AÑO 2015

Carlos A. Trevisi

Los luchadores no siempre gozan de gran estima por parte de aquellos que  solo se  prestan a dar testimonio de una realidad que circunscriben a la pasividad de una acritud de vida  que los autoriza a bien poco. 

La vida se puede afrontar haciendo o mirando. Los que hacen están en la mira de los que dan testimono. El que hace se equivoca; el otro, el que mira, solo juzga para, eventualmente, condenar; su actitud goza de la aprobación de los que son como él  y de los beneficios -ningún riesgo- del que no se compromete; tiene aprobación social, no es peligroso, guarda silencio ante los que no conoce, no expresa sus ideas -su ideología no lo autoriza-, negocia sus afectos... en pocas palabas vive atado a lo que resuelven los demás aunque en lo personal en sus relaciones con los más cercanos -la familia- es insoportablemente autoritario.   En cambio el que actúa no vive enceguecido por una ideología; su vida persigue un ideario cuyos  destinatarios son aquellos con los que se pone en común a partir de haber descubierto que  "es" porque "está" en comunidad con los demás y comparte un ideario  que se renueva según cambian las circunstancias; es el que presta apoyo, el que comparte, el que crece con los demás, el que se da -no el que da, el que se da-, el que es feliz porque ha descubierto que la felicidad es la síntesis de la alternancia entre la alegría y la tristeza; es el que no ha descubierto  que no se pertenece.

Ha sido un año egoísta, acaso producto de la indiferencia que hemos mostrado ante el aluvión de calamidades que tuvimos que vivir. Somos una sociedad descompuesta que no ha hecho más que replegarse ante tanto daño padecido.
El sálvese quien pueda ha reinado indiscutido. No es para menos. La escasez se ha hecho con la gente; la desocupación ha alcanzado  los 4 millones y medio de trabajadores; los jóvenes buscan mejores horizontes emigrando;  la violencia se ha hecho con las instituciones; se ha escondido a la democracia entre mentiras; la corrupción ha invadido la política... como dice el tango, es lo mismo un ladrón que un gran profesor. 

Sin embargo soplan aires de cambio. Es de esperar que las elecciones presidenciales que se celebran hoy, 20 de diciembre,   sensibilicen a los que han de gobernarnos, sean quienes fueren, y vean el cambio como un signo de los tiempos. 

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