viernes, 11 de diciembre de 2015

EDUCACIÓN: ¿NO TIENE REMEDIO?

por Carlos A. Trevisi

El triunfo de Hume ha sido categórico: nos movemos a ras del suelo. La percepción  –tan escasa ella, tan pobre  para apreciar la realidad-  se ha constituido en el “fac totum” del conocimiento. Sólo así se puede uno imaginar que el PP y el PSOE, los dos grandes partidos estén proyectando acercar posiciones en torno de la educación: Se habla de un “gran” pacto educativo cuyas conclusiones perduren en el tiempo.  

El sólo hecho de que aspiren al acuerdo ya nos dice que en realidad lo que van a “acomodar” es que haya más o menos asignaturas, más o menos contenidos,  si se conceden más o menos materias aplazadas para pasar de curso, si está bien o mal que se reinstale la tarima para el profesor (como si 20 cm. más de altura pudieran devolver el prestigio a los docentes); qué hacer cuando un chico escupe, le baja los pantalones, le pega, o viola a la profesora de latín en la cola de las máquinas expendedoras de preservativos que ya han comenzado a instalarse en los institutos … En fin, todas  pavadas que no conducen a ningún lado como no sea a ratificar un desconocimiento del tema  y un estado de violencia del que no podemos deshacernos sino es dando a los docentes rango  policial en el aula.

En estos términos,  cualesquiera sean los acuerdos a los que lleguen los políticos –profesión que ha sido de las primeras en cargarse la reflexión como recurso imprescindible para elaborar  una estrategia que favorezca el conocimiento- nada habrá de mejorar. Y no mejorará porque el problema principal  no es “enseñar”  -que lo es EN TANTO APELE AL APRENDER- sino EDUCAR.

EDUCAR ES SATISFACER LAS POTENCIAS QUE NOS CARACTERIZAN COMO SERES HUMANOS. Para ello es menester que abordemos de inmediato la estimulación de la inteligencia, el afecto, la voluntad y la libertad de modo tal que la educación de a luz personas críticas, con profundo sentido comunitario, valientes, entregados, exigentes, consecuentes, independientes, apasionados, dialógicos, democráticos, comprensivos…

Y esto no se resuelve atosigando inútilmente la memoria de los estudiantes (“¿Cuántos ríos confluyen en el Mediterráneo?”, “¿Cuántos años llevó construir el Monasterio del El Escorial?”) ni con una tarima, ni facilitando la adquisición de condones. Se resuelve terminando con los contenidos que conspiran contra todas las posibilidades de desarrollo de las potencias de los niños.  
Es imprescindible inducirlos a lograr que su capacidad de afecto se transforme en un “amo la vida y te amo a ti”, de inteligencia en un “pienso en mi, en  ti y en el mundo”·, de voluntad en “quiero y podemos juntos” y de libertad en “soy independiente para elegir, para aceptar lo que no tiene remedio y para  impulsar todo aquello  que favorezca un cambio”

Estas “esencias” de la vida no excluyen las nuevas tecnologías –por el contrario, las hace imprescindibles- ni el descubrimiento a título personal  del binomio suma, el tiempo que llevó construir el Monasterio y cuántos ríos confluyen en el Mediterráneo. Sólo que quedan reservadas a los estudiantes, a su necesidad de “verlas” en un contexto atrayente, que lo induzca a la búsqueda.

La verdadera revolución educativa es la de la implantación de CONTENIDOS ACTITUDINALES QUE FAVOREZCAN LA IMAGINACIÓN Y LA CREATIVIDAD; aprender a hacer, a descubrir, A ELEGIR, a CAMBIAR y, así, a CRECER.

Se dará ahora cuenta usted porqué eso de una puesta en común por la “educación” entre el PP y el PSOE es una falacia que no va a poder  penetrar estos planos del desarrollo de nuestros jóvenes: tienen una concepción distinta de lo que significa ser persona, y eso no tiene remedio.

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 El llamado de la realidad

 El mundo que nos toca vivir

 El problema de la percepción

 ¿Qué significa educar?


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La lucha es ardua: todo es opinión transformada en certeza.
Vivimos agobiados por una hipocresía que enturbia la realidad.
Si te rebelas eres un loco.
Si lo aceptas y  entras en el juego  te aniquilan porque vivimos circunstancias en las que muy pocos superan aquello de "uno idéntico a todos los demás".
La relación termina en un  desencuentro inevitable.
Nada de lo que digas será aceptado porque se niega la alteridad;  entre lo que piensas y sientes y lo que en realidad estás obligado a ser te transformas en  un falsario que anuda medias verdades para sobrevivir.

Carlos  A. Trevisi (FEMT)

1 comentario:

  1. Hace mucho tiempo nadie daba respuesta a mi idea -como no fuera la de que yo estaba desvariando- de que las escuelas iban a desaparecer . Mi argumento por entonces -40 años atrás- se fundaba en el hecho de que no podía juntarse al alumnado por su edad porque eso llevaba al fracaso de todos: los capaces porque se aburrían de aprender contenidos que no les servían para nada- estaban obligados a aprender "la media del curso", una zona de grises que apenas alcanzaban los que tenían dificultades. La enseñanza entonces era "porque": porque era cultura saber cuánto medía el Aconcagua o en que provincia vivían los onas o estudiar de memoria el binomio suma al cuadrado. No era una enseñanza, "para": para dearrollar la creatividad, la imaginación y el afán investigativo entre otras cosas. Todavía no se hablaba de lo "emocional". El resultado era catastrófico: avanzaban los que memorizaban los datos que se les tiraban por la cabeza y abandonaban los que se aburrían como ostras. Cuarenta años después se ha agravado la situación. Seguimos amontonando chicos por edad y les enseñamos lo que nos les interesa. No creo que sea necesario que deba agregar que los tiempos son otros: los chicos son imaginativos usan aparatejos -el despectivo va a propósito- que les despierta el seso, las emociones, la investigación por afrontar novedades que sus maestros ni se imaginan. Tendríamos que darnos cuenta -se me ocurre- e que las cosas no van mejor que antes como para encarar una educación de otro tipo, pero seguimos pensando -los polítios que votamos sobre todo- que ACORTANDO la Eso o ALARGANDO el bachillerato resolvemos el problema. QUEVACHACER.

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