jueves, 12 de julio de 2018

EL EMÉRITO Y LA CORINA


JUAN CARLOS ICorinna desvela que Juan Carlos I la usaba para ocultar su patrimonio: 

"No lo ha hecho porque me quiera mucho, sino porque resido en Mónaco"
Sayn-Wittgenstein revela en una conversación con Villarejo que el rey emérito
no puso a su nombre las propiedades por la relación que mantenían, sino que
el motivo principal era su residencia fiscal.


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Corinna zu Sayn-Wittgenstein, consultora afincada en Mónaco "amiga entrañable" de Juan Carlos I, * le reconoció al comisario José Manuel Villarejo en 2015 que el rey emérito la utilizó como testaferro para ocultar su patrimonio y sus propiedades en el extranjero: "No lo ha hecho porque me quiera mucho, sino porque resido en Mónaco", según la grabación a las que han tenido acceso El Español y Okdiario.
En aquel encuentro, propiciado por el empresario Juan Villalonga, amigo de ambos,  ella le explica al excomisario -ahora en prisión preventiva- que estaba viviendo una "pesadilla" porque el Rey había colocado diversas propiedades —en Marruecos y otros lugares fuera de España— a su nombre, y tras su ruptura sentimental Juan Carlos I se las estaba reclamando. Corinna insiste en que si acepta su demanda y se las devuelve poniéndolas a nombre de terceros incurría en un delito: ""Lo han hecho con dos o tres cosas y están poniendo muchísima presión. Por ejemplo: mandarle dinero o darle cosas... eso es blanqueo".
Sayn-Wittgenstein revela en la audio difundido por El Español que el rey emérito no puso a su nombre las propiedades por la relación que mantenían, sino que el motivo principal era su residencia fiscal, Mónaco, puesto que en el país no es necesario hacer una declaración pública de patrimonio. 

* Como el putañero es el rey emérito ella es solo su "amiga entrañable" (de haber sido una chica de barrio sería una p... barata. 
Movistar 0 (cero) está pasando una serie de capítulos de Victoria que en su capítulo 5º incluye a Alberto, su marido.  Os invito a que veáis esta serie porque  lo que pasa en Inglaterra podría servirnos de ejemplo para que no pase en España. Es más: la monarca destaca no solo su agudeza intelectual -que la tiene a pesar de su corta edad sino por el apego a las normas de formalidad que impone una puesta en común con los súbditos -espantosa palabreja- que tiene que sostener por el alto cargo que ostenta. Cuando uno ve las actitudes que asume  el Rey Juan Carlos en relación con su vida privada no puede negarse que su proyección social no se corresponde con lo que es de esperarse de un rey: ni en lo afectivo, algo que le  importa poco, ni con el quebranto de la sobriedad y categoría a lo que debería atenerse como Jefe del Estado. 
El  modelo de vida que impone su personaje -que para ser monarca está probado que no hace falta ser persona, basta con ser apenas un mero individuo- es de desear y así parece que  su hijo, el actual Rey, sabe eludir aunque acaso ya sea tarde; en parte porque la monarquía española no tiene más jerarquía que una herencia que no ayuda- revisemos la historia- y porque la celeridad que mueve al mundo no admite figurones.
Entre los muchos cambios que se están operando en España y en el mundo, todo aquello que no esté fundamentado en logros trascendentes va a desaparecer de la escena; el mundo ha dejado de ser una película y llegó la hora de terminar con los personajes y los cargos que los sustentan. 
España no puede ser un destino para que los europeos tomen sol y los ajenos a su trascendental cultura la tomen como un gigante en manos de la hostelería.