domingo, 29 de abril de 2018

LA MANADA (I): 5 ABUSADORES DE MUJERES

La perversión del sistema judicial español y la infame sentencia de ‘La Manada’

Lidia Falcón
PÚBLICO.ES
28 ABRIL, 2018

La sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Navarra sobre la violación cometida por los cinco integrantes de la banda ‘La Manada’, a una muchacha de 18 años en las fiestas de San Fermín en Pamplona, hace dos años, ha conmocionado a nuestra sociedad, y también a algunas otras. No solamente al Movimiento Feminista ni a las mujeres, sino a todas las personas, hombres y mujeres de bien, que han visto como se conculcan todos los parámetros del sentido común y de los valores de la democracia y de la igualdad, en este ya entrado siglo XXI.
Muchos comentaristas han desmenuzado, con gran conocimiento jurídico, tanto la declaración de hechos probados, que los propios magistrados aceptan en su sentencia, como los considerandos que establecen que esos mismos hechos no constituyen agresión sexual sino únicamente abusos, lo que les permite rebajar la pena de los 18 años que pide el fiscal a los 9 que establecen en la condena.
La incongruencia que supone la admisión de la cadena de humillaciones, mal trato e imposición de actos sexuales a que sometieron los culpables a la víctima y la negativa a calificar de agresión esas conductas, es evidente y así lo remarcan todos: juristas, periodistas de tribunales, comentaristas, feministas, políticos y gente común.
Pero yo quiero analizar con una mirada más amplia lo que está sucediendo en nuestro ordenamiento jurídico y en nuestro sistema judicial respecto a la conducta de los hombres en su relación con las mujeres.
El Código Penal de 1995, tildado pomposamente por el entonces ministro de Justicia e Interior, Juan Antonio Belloch, de Código Penal de la Democracia, modificó el ordenamiento legal en cuanto a las conductas sexuales en el sentido de:
Eliminar el delito de estupro, que consistía, desde el Derecho Romano, en penalizar las relaciones sexuales de un mayor de edad con un menor, aún con el consentimiento de este último, entendiendo que éste no tiene madurez emocional ni mental suficiente para otorgarlo, y que permitirlo únicamente sirve para dejar impunes a los pederastas.
Estableció la edad mínima para prestar consentimiento sexual en 12 años.
Eliminó el delito de perversión de menores.
Eliminó la prohibición de la prostitución y del proxenetismo.
Ni menciona la pornografía.
No existe el incesto.
Y elimina la calificación de violación considerándola agresión sexual, eludiendo incluso utilizar la palabra violación, y estableciendo unos parámetros confusos para entender la violencia.
De todo ello, y mucho más, salieron beneficiados los violadores, los proxenetas, los consumidores de prostitución, los creadores y difusores de pornografía, los pederastas y autores de abusos sexuales a menores, los padres violadores y abusadores de sus hijos. Las modificaciones que logramos con la lucha y las reclamaciones del Partido Feminista, han sido minúsculas. La más importante ha sido elevar la edad para prestar consentimiento sexual a los 16 años. Porque en España las conductas criminales sexuales están consentidas en una sociedad tan perversa que ni siquiera considera repudiable y punible el incesto.
De esta legislación se sigue la jurisprudencia consecuente. Se habla mucho de lo repudiable de la sentencia de ‘La Manada’, y de otras resoluciones judiciales, como si únicamente los jueces fueran los responsables de las innumerables injusticias que padecen las mujeres en los tribunales. Pero ciertamente si los magistrados dictaran sentencias no ajustadas a la ley podrían ser perseguidos por prevaricación, sin que hasta la fecha hayamos podido actuar en tal sentido. Porque esos administradores de justicia operan con respeto a la legislación vigente. Y de tal modo  ha sido posible que se elaborara una larga jurisprudencia que dirige el criterio de las sentencias a la tolerancia de los crímenes sexuales cometidos por los hombres.
Una legislación que tiene sus raíces en el Patriarcado más antiguo que exige que las mujeres sean carne de satisfacción para los varones. Y que si no quieren ser acosadas, maltratadas y violadas por estos no deben salir de casa, tienen que  cubrirse honestamente el cuerpo y no pueden hacerse notar públicamente.
Una ley, tanto el Código Penal como la de Violencia de Género, que establece toda clase de subterfugios, atenuantes y garantías  para no castigar a los hombres que pegan, humillan, violan y asesinan mujeres. Al fin y al cabo, eso es lo que se merecen esas féminas respondonas, que pretenden decidir sobre su propia vida, que salen solas de noche a fiestas y jolgorios, como dice el voto reservado de uno de los magistrados que firman la sentencia, y hasta provocan a los varones dejándose besar en el portal. Lo que evidentemente supone permiso para que cinco jóvenes, dos veces más grandes que la víctima, le tapen la boca y la penetren 11 veces, anal, bucal y vaginalmente. Todo porque ella se atrevió a hablar con ellos en la calle.
Las leyes hay que interpretarlas en cada sentencia, para eso se redactan los artículos del Código Penal con tanta ambigüedad, por unos señores y señoras magistradas que tienen como única preparación técnica y humana lo que les obligaron a estudiar en unas dementes oposiciones. Solamente la China antigua establecía unas normas semejantes para ser funcionario del Imperio. Durante varios años, tres como mínimo y muchas veces se prolongan a diez, memorizan artículo por artículo de una elefantiásica legislación que únicamente la biblioteca Aranzadi puede recopilar. Y después de días de repetir como seres enfermizos sus conocimientos legislativos, en unos meses de interminables exámenes, se les puede dar por aprobados y entrar en la carrera judicial.
De esa entrada en el sagrado ámbito de la justicia se pasa a la Escuela Judicial que es la escuela del machismo. Allí se les enseña a desconfiar de las declaraciones de las mujeres, advirtiéndoles que muchas presentan denuncias falsas de maltrato y de violaciones. A pesar de las infinitas reclamaciones que hemos realizado desde muchos ámbitos del feminismo para que se organizara una verdadera enseñanza de valores de igualdad y democracia, nunca hemos podido penetrar en el pétreo refugio de la Escuela Judicial.
Y como una de las condiciones de una democracia es, sin duda, la independencia de los jueces, a los que se no se debe someter a presiones para que resuelvan en un sentido u otro cuando dirimen los conflictos de intereses de los ciudadanos, los magistrados se han creído portadores de la Verdad Revelada. Hoy, todas las asociaciones de jueces se han pronunciado contra las manifestaciones callejeras que ha provocado esa infame sentencia. Porque a ellos no se les puede criticar. Hallándose por encima del bien y del mal, sus resoluciones son intocables, únicamente modificables por otra de superior rango, dictada por otros componentes de ese clan, que siempre queda impune aunque cometa errores de graves consecuencias, y que se protegen unos a otros ante las reclamaciones de la ignorante plebe.
Teniendo en cuenta el machismo imperante en la sociedad española, que se transmite a todas las generaciones siguientes a través de la familia, la escuela, los institutos, las Universidades, los medios de comunicación, la legislación, la propaganda política,  la Iglesia, la cultura dominante, la corporación judicial no es una excepción, pero el grave peligro es que tiene más poder que otras instituciones y de ella depende la hacienda, la libertad, el honor y hasta la vida de todas las personas sujetas a su poder.
En esta sentencia, como en tantas otras, los jueces se han convertido en encubridores de los criminales. Porque encubrir, como dice el diccionario de la RAE, consiste en “ocultar a un delincuente o un delito para que no sea descubierto”. Con esa perversa disquisición que han protagonizado los ilustres magistrados, en la que se entretienen disertando sobre si hubo o no violencia en las múltiples violaciones de los miembros de la Manada en los actos de aquella noche en el portal de Pamplona –no olvidemos que la víctima fue penetrada 11 veces bucal, anal y vaginalmente- han ocultado la responsabilidad criminal de los violadores e impedido que los verdaderos delitos sean descubiertos.
Con esa sentencia le han negado a la víctima su legítimo derecho a que se le haga justicia en cumplimiento del mandato constitucional de la tutela judicial efectiva, se la ha denigrado como mujer y se la ha hundido más en la humillación y la depresión.
Y sobre todo, lo más grave, han pervertido la noble acción de la justicia y hundido el ya tocado prestigio de la acción judicial, desanimando a las mujeres a presentar denuncias y pedir amparo a los tribunales para protegerse de las numerosas tropelías que padecen a manos de hombres maltratadores, abusadores, violadores y asesinos. Con lo que se afirma más la convicción de las ciudadanas de que en España no hay justicia.  
Madrid, 27 abril 2018.


sábado, 28 de abril de 2018

DOS POTES DE CREMA Y UN MASTER

La corrupción que estamos viviendo tendría que  inhibir a muchos españoles del desprecio que sienten por los diferentes: los sudacas, los rumanos, los moros, los negros y todos aquellos que vienen a nuestro país buscando lo que en sus países de origen se les niega. No quedan exentos aquellos que siendo españoles, por su condición socio-económica, el desempleo, el coste de la vivienda, y la subalimentación de sus hijos acuden a comedores de las ONGEs para paliar sus brutales escaseces.
Ya radicado en  España  tuvieron lugar algunos acontecimientos que me dejaron perplejo.

1. Una vecina, ante un comentario mío respecto de la actitud que había asumido Aznar con motivo de un atentado sufrido en Madrid me espetó un "tú ocúpate de tu país, que del mío me ocupo yo". Mi respuesta en presencia de varios otros vecinos fue cruel, tan cruel como para que todos los allí presentes asumieran que acababa de marcar mi territorio y que sería yo quien autorizara a compartirlo. 

2. Cuando llevé a mis hijas al colegio (público) el  primer día de clase -apenas a una semana  de habernos instalado en España,  una madre se acercó a mi a charlar acerca de la educación que se impartía alli. Su comentario final fue: "Usted no va a tener ningún problema porque no tiene biotipo sudaca; se ve de lejos que es europeo". Tomé nota sin comentarios. A punto de terminar el curso ese mismo año, una de las autoridades del colegio me sugirió que sacara  a las chicas del colegio porque allí estaban perdiendo el tiempo.

3. En ocasión en que una persona muy mayor intentaba aparcar su coche arremetiendo contra los que ya lo habían hecho dejando poco espacio para un tercero, salió una empleada del mercado al que pertenecía el parking. Le habían avisado que le estaban machacando el auto. Éstas fueron sus palabras: "Viejo de mierda, porqué no te vuelves a tu puto pueblo".

4. Desde entonces estreché mi espacio y limité las relaciones que me vinculaban a mucha gente. De ninguna manera significó esto que no sostuviera amistades que mantengo, mantendré y seguiré haciendo: solo se trata de aquellos con los que la puesta en común es viable a partir de quienes que, al igual que yo, tenemos adentros compatibles. 

A partir de estas experiencias y muchísimas otras por el estilo puse especial interés en penetrar la sociedad española dado que éramos una familia entera, con hijos, hijas y nietos que había optado por España. 

 Descubrí que la escasez, la necesidad,  la mentira  y el interés por el poder se daban cita en todos los partidos políticos. 

Los militantes de la derecha asumen actitudes que evocan un pasado que se les ha hecho carne: sin manifestarse franquistas  actúan según patrones de conducta propios de  aquellas épocas. Son irreductibles con los que no comparten su forma de pensar, poco tolerantes, se sienten dueños de la verdad, hostigan con epítetos lacerantes  a los que militan en la izquierda.  No encontré a nadie que entendiera la destrucción de las naciones – estado a las que estaba condenando la globaliación, hija de los Gardner, Rockefeller, Brrezinski, los Bush, y, entre varios más, los Kissinger. 

Mi interés no era político: solo aspiraba a ver como reaccionaba la sciedad.  En lo personal no podía ver ni puedo, 20 años más tarde, a Felipe  González un falsario como pocos; tampoco, al secretario del PSOE  de Guadarrama, hoy concejal, a quién el mismo día que lo conocí, al escuchar sus primeros comentarios acerca del proyecto del partido en el orden nacional y la necesidad de adherir  a él  LE PREGUNTÉ SI ERA DEL OPUS DEI. No podía  soportar tanta hipocresía. 

Según pasaba el tiempo fui conociendo gente de la derecha. No tenían proyecto politico como no fuera a la plena adhesión  que había instaurado la Trilateral allá por la década del 70: terminar, como ha queado dicho, con las naciones-estado. 

Reinaba (y reina) en la derecha el caciquismo más ácido:se abrogan un poder prepotente que solo el Partido Popular puede esgrimir con el apoyo de las muchedumbres que 50 años atrás se morían de hambre, no tenían calles asfaltadas ni coches, ni comida aunque sí un afán por emigrar en busca de una vida mejor para ellos y sus familias. Mujeres y hombres cogían sus escasos bártulos y abandonaban sus lugares de origen.Muchos se instalaron en América, otros, los más dejados de la mano de dios, buscaron en España un destino que les negaba Franco, hombre de hacerse ver bajo palio.

La Cifuentes -presidenta del la Comunidad de Madrid- del PP, ha falseado un master, comprometiendo el prestigio de una universidad pública del estado, ha cometido un hurto en un supermercado según vimos en un  video en el que se la sorprende metiendo los potes de crema en su cartera y salir del mercado sin pagar.
El PP ha trastrocado los valores que ponen a la gente en común, que hacen compatibles sus adentros, que impulsan a la sociedad a ser apenas un amontonamiento de gente a la que complacen con fútbol y mentiras. 

El PSOE, por supuesto despierta en poca gente el entusiamo  que debería: sus nuevos actores siguen atados  a la vieja cúpula donde sigue primando indeseables como Felipe González, muy alejado de la idiosincrasia de una organización que se dice de izquierda.

viernes, 27 de abril de 2018

RAJOY HA TERMINADO CON EL PP PERO NO HA PODIDO, LAS MUJERES MEDIANTE, CON LOS ESPAÑOLES

Carlos A. Trevisi

Hace unos días escribí " Ser revolucionario no es salir a matar a nadie: es proclamar el derecho devolver el poder a la gente para que decida a partir de sus intereses y no los de sus  falsos representantes".

La revolución está en marcha: la gente ha salido a la calle reclamando su derecho a ser personas y no meros individuos a los que se puede mentir y someter a los designios de los que desde un partido político han dado suficientes pruebas de autoritarismo enalteciendo su soberbia, hipocresía y poniendo a España a los pies de intereses que le son ajenos. 

El cambio se produce desde los sectores menos imaginables: los jubilados, las mujeres, jueces en huelga,  multitudes enfrentando resoluciones judiciales, en el ámbito de los municipios con denuncias contra  sus  autoridades, protestas por la resolución judicial que prácticamente exculpa a los 5 sinverguenzas -dos de ellos policías de la Guardia Civil- que metieron a una chica en un portal  para aprovecharse de ella.

Me entristece que en el ámbito de la educación la verguenza de la Universidad  D. Juan Carlos no haya empujado  a maestros y profesores de enseñanza media a asumir las  penosas circunstancias laborales signadas por la escasez, la violencia descontrolada de los alumnos entre sí , los secuestros de niños a la salida de las escuelas,y que no. 
Se acabó Rajoy, sus "a lateres", sus ignotos ministros... Se acerca el momento del cambio. Hay que seguir luchando hasta lograrlo.

“SÓLO EN LA INFANCIA LA VIDA SUCEDE DE VERDAD”


RAFAEL REIG / ESCRITOR
“SÓLO EN LA INFANCIA LA VIDA SUCEDE DE VERDAD”

Final del formulario

Y si quieren saber del pasado del escritor, profesor, columnista, irredento bon vivant Rafael Reig (Cangas de Onís, 1963), si le preguntan por su infancia, por ejemplo, es posible que les responda, si no con una mentira, sí con una broma. Cuanto menos, enarcando esas cejas que tiene de lazarillo viejo, y carraspeando alguna risa que quite importancias al asunto. 
Objetivamente, según él, tampoco tuvo mucho de qué quejarse. 
De hecho, de lo que se queja es de haberse llevado tan bien con sus padres, de que fueran “burgueses ilustrados” contra los que no había manera de discutir, ya jovencito. “No tuve oportunidad de ser rebelde en casa porque mis padres eran más bien de izquierdas y no hubo ningún problema”. Pero ése, según él, fue justo el problema: “Tengo una falta de personalidad terrible, porque creo que la personalidad se hace en contra de alguien, y a mí mis padres me caían muy bien.... Eso de llamar viejo a mi padre”, como hacían sus congéneres de los ’70 y ’80, “a mí me parecía absurdo. Entendían más que yo de muchas cosas... Por eso soy un hombre sin sustancia; no tuve obstáculos”.
Nuestra conversación con este hombre sin personalidad, sin sustancia (esta revista es un experimento suicida que cobija a personajes así; no pregunten por qué), fraguada en el café de un hotel madrileño, comienza por ahí, por las infancias, porque Pedrito Ochoa nació el mismo año que Rafael Reig: 1963. Sólo que Ochoa no era hijo de ingeniero de caminos, como Reig, sino casi hijo de nadie y criado en un hospicio madrileño, artillado de monjas, mientras el mundo exterior llamado España se preparaba ya para la muerte del patriarca Francisco Franco y poder hacer películas de monjas travestidas. 
Pedro Ochoa es el protagonista de la nueva novela de Rafael Reig, Para morir iguales (Tusquets). Un muchachín de doce años que miraba desde la ventana nocturna las luces “de la ciudad inalcanzable” y recibía en ocasiones la visita de la Virgen. “Llena de gracia”, con los pechos “como bóvedas de basílica”, y acento andaluz, de Málaga. Pedro no recordaba ya entonces el nombre de sus padres. Sólo que “mi madre estaba muerta y mi padre en la cárcel”. Su narración llega hasta nuestros días, recordando, para comprenderlo, todo aquello. 
Hace ya rato, desde tres o cuatro novelas para acá, que Reig no escribe –como contó a Luis Alemany en El Mundo hace unos años– para “caer bien” a nadie, aunque le hayan dado (¡tú también, hijo mío!) algún premio, como el Tusquets de Novela en 2014 por Todo está perdonado. Pero lo cierto es que ya en sus artículos en Público de hace una década podía intuirse que el hacer la corte no fue nunca una de sus prioridades. Por eso es tan grato encontrarse en esta mesa con un hombre que cae bien de manera instantánea; de ésos que, si huyen de hacer la corte, es precisamente por no soportar solemnidades –la más refinada forma de la cortesía. 
Allá al fondo de los ojos oscuros de pícaro bueno, de sibarita humilde, puede leerse también el dogma central del protagonista de su libro, según el cual “el mundo se divide entre los atractivos, llamados a dirigir, y los invisibles y sin opinión”. Algo que suele determinarse también en la infancia. 
Que es un sitio del que rara vez se vuelve.
Al protagonista de su libro le sucede que, mucho después de salir del hospicio de monjas, y de juntarse con los que mandan, descubre que en el fondo nunca se fue de allí. ¿No le parece que varias generaciones de españoles, a pesar de no haberse criado en un hospicio, viven aún en un hospicio mental, emocional, moral...?  
Ésa es mi idea. El pasado no termina nunca de pasar, como decía Faulkner. Y por otro lado lo que sugiero en la novela es que sólo en la infancia la vida sucede de verdad. Después de eso es una simulación. Los niños se ocupan sólo de las cosas importantes, mientras que los adultos estamos en imbecilidades... A partir de cierta edad algunos tenemos la sensación de que nuestra vida es falsa, de que hacemos un papel. Lo de los niños es más intenso. ‘Si te puedo dar una hostia y quedarme con tus canicas, pues te la doy’. Por eso, sienten también un rencor absolutamente majestuoso.... Nosotros ya ni querríamos darle una hostia al jefe, cuando deberíamos sentir ese rencor por no llegar a fin de mes. El protagonista dice también en algún momento que estaban muy orgullosos de dar miedo a los ricos. Piensa en los de abajo: ¿le damos miedo a alguien? 
No. Pero tenemos Twitter.  
Claro... Y sentido común, que es una losa, porque es el sentido común de los que mandan.
Y lo políticamente correcto. 
Hoy en día nadie puede tener malos sentimientos. Esto de que a los niños no hay que darles juguetes bélicos: pues una tontería. Porque todo es una agresión; en los puestos de trabajo, en los sueldos... Cuando vas a alquilar una casa vaya agresiones sufres... “Sentido común” lo llaman. Es invasivo, aplastante. Un instrumento de represión. No hace falta el látigo. Con que les des un móvil y unas vacaciones de veinte días al año, y sentido común para que no se rebelen... Dicen: “Es que tienes que entender que la empresa ahora...”. Pero ¿qué tengo que entender si tú te has comprado otro coche? “Ah, no, es que es más complicado...”. Ningún niño se contentaría con eso. Diría: no, no es nada complicado; ¿cuánto ganas tú? Es un sentido común mucho más peligroso el de los niños. Lleva a entender las relaciones de una forma más directa.  
[A pesar del sentido del humor, vitriólico, del que suele tirar Rafael Reig, parecen resonar ecos, leyendo esta novela suya, de algunos antecedentes literarios que testaron de manera implacable el frío de las infancias de posguerra: Delibes, Umbral, Laforet... Ese frío y esa tristeza de la España de entonces parecen desembocar naturalmente en este hospicio madrileño que cuenta Reig, bien entrados ya los ’70. Por ejemplo, en el párrafo (tan sin sustancia) que sigue: 
“El halo tembloroso de la luna daba frío y Escurín, de tanto imaginar a su madre contando estrellas, tenía los ojos encharcados, y al parpadear se le mojaban las pestañas como un pincel. Cuando se acabó el cigarrillo que compartíamos, cerramos la ventana:
–Cerco de luna, agua segura –vaticinó.”] 
...Y no es mi caso personal, porque yo viví esa época en una posición social de privilegio, la España alegre y faldicorta de los ‘70 y ‘80... Pero alguien de mi edad que hubiera estado en un orfanato hubiera estado en una burbuja temporal, una prolongación de la posguerra. Por eso me parecía más interesante ese grupito de amigos, que podían decir: ‘Yo no voy a protagonizar la transición, pero es que además me ha quedado el franquismo metido en la sangre’. Este chaval lo que dice es: ya no tengo arreglo. El sexo para él siempre va a ser algo culpable. 
Sería lógico pensar que a la gente de su generación, los que rebasan ahora los 50, no tendría por qué alcanzarles ese tipo de losa, y sin embargo existe, ¿no? Aquí en España no hubo en los ‘60 festival de Woodstock, ni París... 
No hubo nada de eso y no hubo democracia consolidada... Pero yo es que creo también que no es posible hacer lo que te dé la gana. Hay que ser lo más libre posible. Pero comparto con mi protagonista eso de que las relaciones sexuales son complicadas. Producen dolor. Dolor moral. Sentimientos contradictorios. Muchas veces la única libertad que tienes es la de renunciar a parte de tu libertad por la otra persona. La libertad a ultranza no me convence porque no funciona.
Puedes hacer daño a quien más quieres por hacer lo que te da la gana... Me recuerda todo esto a José Alfredo Jiménez, cuyos versos utiliza siempre como pórtico a los capítulos de la novela: ¿por qué? 
Porque es la música que yo oía siempre en mi infancia y juventud, y la que sigo oyendo. Me crié en Colombia en parte y oíamos muchos vallenatos y rancheras... El cancionero de José Alfredo me parece más importante que el de Petrarca, porque es realmente un depósito de sabiduría y de análisis de la emoción humana violento, intenso, trágico, dulce... que llega a todo el mundo, sí, y además con esa música maravillosa... La novela, a mi modo de ver, empieza con algo muy realista, que es la infancia, y luego se transforma en lo que es nuestra vida; una fantasmagoría. Ese ambiente nebuloso bajo el cual está sin embargo la realidad, llena de placer y de dolor, de rencor y de amor, todo ese archipiélago de sentimientos, porque los sentimientos no son islas sino archipiélagos: odias y amas a la vez. Entre los creadores que con más acierto lo han expresado es José Alfredo Jiménez. 
[...Y si quieren saber de tu pasado,
es preciso decir una mentira. 
Di que vienes de allá, de un mundo raro; 
que no sabes llorar, que no entiendes de amor 
y que nunca has amado... 
‘Un mundo raro’; J. A. Jiménez. Cantado por Chavela Vargas.]
¿...Es preciso decir una mentira, es decir, es necesario matizar con el humor a veces el relato, para decir algo que de otra forma resultaría demasiado crudo?
También por eso en la novela aparece mucho la cultura popular. El Lute, las apariciones, los niños robados... Lo que ahora se llama leyendas urbanas –un término un poco idiota...–. Entonces todo el mundo tenía miedo de desaparecer. Podían raptar a los niños en cualquier sitio; los hippies, los gitanos... ¿Por qué era tan fuerte eso entonces? Porque estaba desapareciendo la gente. Aquí, pero en Chile y Argentina de mil en mil. Pero eso no se podía contar. Creo que la leyenda, la cultura popular, está contando una verdad deformada, desfigurada, para contarla de la única forma balbuceante que puede. Por eso a mí me interesa mucho la cultura popular. Puedo leer mucho a [T. S.] Eliot, pero me interesa José Alfredo al mismo nivel.
Rafael Reig era, por esos años de su niñez, “muy buen estudiante”, y también “gordito, el gordo de la clase”. “Entonces, creo que en todo lo que yo haga”, responde cuando le preguntamos por la intención profunda de este libro, “estoy vengándome de lo que sufrí con eso. Bueno, no hay que magnificar... Pero ese rencor hacia la gente atractiva que hay en la novela tiene una base autobiográfica. Había quizá una especie de... Siempre me he planteado que el atractivo físico, la inteligencia, el dinero... en el fondo es lo mismo. Sigue siendo la lucha por el poder. Por qué yo, porque puedo argumentar mejor, puedo ganar una discusión con mi pareja. Ella te puede decir: ‘Sé que no tienes razón, pero no me sé defender como tú’. Qué diferencia hay entre eso y uno que da un puñetazo a otro; como soy el más fuerte me hago valer, como en el colegio; como soy inteligente también... Puedes ser fuerte, y eso ¿a qué te da derecho? Del atractivo físico ni discutimos. Todos lo aceptamos. Pero los niños al listo de la clase le dan una hostia... Yo reivindico el rencor del que ha sufrido, al que han hecho daño”. 
¿Qué sería para usted alguien ‘pobre’?
Es que yo he sido rico y la diferencia está muy clara. Si ganas por debajo de 15 o 20.000 euros al año, eres pobre. No hay mucha discusión. Tu vida estará siempre limitada por la falta de dinero. Ser pobre no es ninguna tontería. Ni ser rico. Yo quiero ser rico, como el de la novela, aunque él es un poco cabrón y yo soy partidario de la igualdad.  
Será también de la opinión de que hasta para morirse los habrá unos más iguales que otros. 
En todo, en todo... A ver por qué mi hija tiene que tener menos oportunidades que otro que ha podido llevar a la suya al liceo francés... Por qué uno tiene que ganar no sé cuánto más que otro que se pasa el día desatrancando tuberías... Vivimos en un mundo cada vez más desigual. Tiene que haber diferencias, pero no tan grandes. Y cada vez son mayores. 
¿Y sabe cómo le gustaría morirse? 
Sí. Desde luego en mi casa. Vamos, no me voy a morir en un hospital. Y escuchando a José Alfredo. Con mis libros, mi música, mi whisky, mi tabaco... Y si es necesario mandaré a mi hija a comprar coca o heroína para mantenerme sin dolor. Lo que considero que es una muerte digna. Yo soy un caballero y me muero en mi cama. He procurado vivir de forma tal que puede que tenga una muerte casi repentina, lo cual me complace porque no voy a ser una carga para nadie. Es lo que me gustaría.
...Y si quieren saber de mi pasado,
es preciso decir otra mentira.
Les diré que llegue de un mundo raro;
que no sé del dolor, que triunfe en el amor
y que nunca he llorado.


lunes, 23 de abril de 2018

¿ASPIRAS A UN MASTER?

Carlos A. Trevisi.

Para hacer saber que se  tiene un master basta con incluirlo  en el curriculum; asistir cuatro días -acaso cinco- a un curso en los suburbios  de una gran capital donde  alguna universidad de prestigio -acaso de la UK- tiene montado un chiringuito que envía a la central los papeles donde se asientan los "aprobados y las notas" de los candidatos a obtenerlos. En la Universidad D. Juan Carlos hay contactos administrativos  que cumplimentan las normas que se deben seguir para falsificar notas,  firmas de profesores que acreditan  asistencias  de los aspirantes a los cursos o presencias en los exámenes como examinadores que ni siquiera se habían enteradado que habían estado, y qué no.

La Universidad donde se han tenido lugar tamañas mentiras es la Universidad D. Juan Carlos, de Madrid. El daño que ha provocado al prestigio del sistema universitario es incalculable. Alumnos, profesores responsables de intachables antecedentes han caído en el descrédito por  este bochornoso suceso.
La universidad  de referencia fue creada a iniciativa del Partido Popular -gobernaba Aznar por entonces- que ha trascendido en Europa como el partido politico más corrupto de la UE. El director del Master fue suspendido de sus mandatos a raíz del caso Cifuentes, la presidenta de la Comunidad de Madrid que quedó al descubierto cuando un gran periodista la denunció públicamente por  haber traicionado  principios básicos como la falsificación de las notas y de firmas de profesores que jamás habían intervenido en el master que se adjudico a la Cifuentes, nada menos que Presidenta de la comunidad de Madrid.

La gente sabe sobradamente que existe corrupción en política pero también que  hay instituciones que que no se pueden mansillar porque representan  el eje  de un futuro  que para ser honroso tiene que asentarse en la ética de conciencias comprometidas con la verdad, a la que debemos remitirnos para que sea venturoso.

La  Universidad D.Juan Carlos de Madrid ha sido el no va más de la impudicia. Lamento que los estudiantes que habiendo recibido un título de grado o un master esforzándose por su logro, dadas las actuales circunstancias,  padezcan una aventual desacreditación  por menoscabo de la instución que  los otorgó. No menos lamentable -acaso lo peor de todo- es que las firmas de acreditados profesores hayan sido falsificadas para avalar  tanta miseria. Los que hemos decidido asentarnos en España proviniendo de países que habían sido la gran promesa de Hispanoamérica recordamos  cuando, en la búsqueda de profesionales universitarios, más de un requerimiento agregaba un N.B. que rezaba "EGRESADOS DE LA UNIVERSIDAD TAL O CUAL ABSTENERSE".

Podría argumentarse que no sucede en todas las universidades españolas: y es cierto. 
Lo que no puede negarse es que la descomposición social es de tal magnitud que  ha llegado a corroer la educación y los altos valores que demanda  la gobernabilidad. Habiendo transcurrido un mes desde que se denunciara a   Cifuentes todo sigue igual: insiste en su inocencia, dice que no piensa renunciar,  acompaña a Rajoy (¿solo por protocolo? ¿Porque Rajoy le presta apoyo? ¿O Rajoy esconde algo?) sosteniendo una actitud de víctima damnificada participando en cuanta ceremonia política le compete por su cargo de Presidenta de la Comunidad,  como acaba de suceder recientemente cuando compartió con ella un acto donde participaban y Rey y la Reina. No creo que para el Rey acontecimientos de este calado sean muy venturosos,  sobre todo viendo la cara de la Reina que no mostraba empatía alguna hacia la Cifuentes, sentada a su vera.  Tampoco se  habrá  sentido políticamente feliz Leticia  de ver que su marido, el Rey, asistiera a un partido de fútbol -la final de la copa que lleva su nombre- llevando una corbata con los colores del equipo español -el Sevilla-, que se enfrentaba con el Barza, un equipo catalán.  Ha sido una una imprudencia  de su parte echar leña al fuego dada la situación  conflictiva que sostiene el país con Cataluña.
Mientras tanto hay una alternativa al PP: Ciudadanos, que ha tejido un mallado que aspira -y es de decirse que con alguna chance importante- a terminar con un PP decadente que ya tiene poco que decir.

Sic transit gloria PP (et Rajoy)

EL PP "REGALÓ" 600 MILLONES A FLORENTINO PÉREZ


El PP de Murcia creó una trama para 'regalar' 600 millones a la empresa de Florentino Pérez

La UDEF desvela en un informe que el Gobierno regional participó en una trama donde amañó la adjudicación de la desaladora de Escombreras en favor de la constructora ACS y desplazó todos los costes y riesgos a las arcas públicas.

MÁS INFORMACIÓN
PÚBLICO.ES

La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional ha desvelado en un extenso informe de más de 200 páginas que el PP de Murcia amañó la adjudicación de la desaladora de Escombreras (Cartagena) y se la entregó a la empresa ACS
De este modo, se desarrolló una 'trama del agua' con la que a través de contratos falsos, facturas simuladas, informes jurídicos fabricados y una larga lista de irregularidades contables, el PP cargaba las deudas de ACS a los presupuestos regionales de Murcia. 
Así lo recoge El Confidencial, que ha tenido acceso al informe remitido en enero al Juzgado de Instrucción número 5 de Murcia, después de que la UDEF investigara en secreto desde hace dos años la tramitación de la planta en el llamado caso La Sal
La 'trama del agua' se desarrolló a través de contratos falsos y facturas simuladas en las que el PP cargaba las deudas de ACS a las arcas públicas
Esta trama implica al ex consejero de Agricultura y Agua del PP Antonio Cerdá (2007-2015) y a una decena de empleados de ACS y su filial Cobra. Además, la mayor parte de las decisiones bajo sospecha se tomaron bajo el mandato del expresidente Ramón Luis Valcárcel (1995-2014), actual vicepresidente del Parlamento Europeo.
En concreto, la trama comenzó cuando la compañía de Florentino Pérez pagó 1,1 millones de euros en facturas ficticiaspara negociar con inversores locales que querían construir una desalinizadora que paliara el déficit de agua en la región.
Entonces, el Gobierno de Valcárcel creó la empresa pública Hidronostrum SA y la autorizó para que adquiriera el 51% de las acciones de Desaladora de Escombreras SA. Este proyecto se convertía por tanto en un trabajo gestionado en su mayoría por la Administración regional. 
Tras alirse con el PP, ACS constituyó el 25 de enero de 2006 la Desaladora de Escombreras SA, con el 100% de las acciones en su poder. Las obras costaron 111 millones de euros -aunque documentos internos las cifraron inicialmente en 24,6 millones- y las ejecutaron filiales de la propia cotizada.
La UDEF concluye ahora en su informe que el proceso estuvo diseñado desde el principio para que la Administración regional entrara en el proyecto. Correos electrónicos hallados en registros así lo demuestran. Existen documento redactados hasta ocho días antes de que el Gobierno del PP anunciara la creación de la empresa pública.
En 2010 la Desaladora de Escombreras SA atravesaba por graves problemas financieros que eran “causa de disolución” y la compañía de Florentino Pérez buscaba salir de la sociedad como fuera. Entonces el PP decidió comprarle su 49%. 
Poco después de salir del proyecto, ACS denunció al PP por el  incumplimiento del plan de pagos
Poco después de salir del proyecto, ACS denunció al Ejecutivo regional por el presunto incumplimiento del plan de pagos. Reclama a la Administración los fondos que debía recibir hasta 2034. Esto podría suponer un total de 600 millones de euros, cuando solo invirtió 1,1 millones.
Las revelaciones de la UDEF pueden frustrar esas exigencias si se demuestra que toda la operación se basa en una cadena de engaños. 
Además, al parecer la infraestructura fue utilizada para impulsar 26 convenios urbanísticos en pleno 'boom' inmobiliario. Con la producción extra de la desaladora, el Gobierno de Valcárcel recalificó más de 180 millones de metros cuadrados de suelo para construir hasta 250.000 casas.
La instructora del procedimiento, la jueza Azuar, ha imputado ya a varios de los 32 implicados en la tramitación del proyecto. Entre ellos, los directivos del grupo ACS Alfonso Aguirre Díaz Guadarmino y Eugenio Llorente, y los empresarios locales Juan Martínez Martínez, José Carvajal Conesa, Tomás Bourchert Muñoz, Juan Jódar Martínez y Miguel Caballero Sandoval.

sábado, 21 de abril de 2018

DE AQUELLOS POLVOS ESTOS LODOS

Página del periódico La Voz de Galicia, 21 de marzo de 1976.

XOSÉ MANUEL PEREIRO
Es difícil quedarse con alguno entre los penosos momentos que nos ha infligido nuestra clase dirigente, de uno u otro signo, en los últimos días. De tener que escoger uno, como quien escoge un número del uno al cien, yo optaría por aquel en el que el ministro Íñigo Méndez de Vigo desgranó su play list de melodías inolvidables de ayer y de hoy en el Congreso de los Diputados. El ministro, con esa prestancia y ese tronío que dan a los varones celtíberos una alimentación rica en proteínas desde la cuna y unos apellidos interminables, contestaba así a la pregunta, impertinente y sin garbo alguno, de por qué había entonado –en público– el bonito tema legionario Soy el novio de la muerte, hecha por una diputada de ERC. Solo le faltó terminar la contestación con un “España y yo somos así, señora”. Y no le habría faltado un ápice de razón. Salvo en lo de poder votar antes de obedecer –que era, según Charles Bukoswki, lo que diferenciaba una democracia de una dictadura–, España se ha democratizado más bien poco. E Íñigo Méndez de Vigo tampoco demasiado.

Hace 38 años, por estas fechas, un grupo de 17 alumnos de la Facultad de Derecho 
de la Complutense se dirigían por carta al ministro de Educación, Carlos Robles Piquer 
(a todo esto, cuñado de Manuel Fraga), felicitándole por un telegrama que había remitido a los rectores de las universidades “como alumnos que día a día venimos contemplando con repulsa todo lo que ocurre en los recintos universitarios que usted no quiere ver prostituidos ni sometidos a tantas explosiones de barbarie”. Pero no estaban completamente de acuerdo con el ministro, ni mucho menos. Estaban profundamente indignados porque en una declaraciones al diario Ya había afirmado que “la violencia moral está en manos de la extrema izquierda” y que “hay comandos de extrema derecha que utilizan la violencia física”. Los futuros licenciados en Derecho por la Complutense rechazaban lo de “moral” por ambiguo. Por una parte podía hacer entender que la extrema izquierda no ejerciese la violencia física, y por otra porque la palabra “moral” podía inducir erróneamente a que, en los que llamaban “esos pseudo
universitarios pagados por ello” –no sé si en alusión a que tenían becas–, pudiese haber “algún cierto valor de actitud”.Sin embargo, “la violencia de la impropiamente denominada extrema derecha es el reflejo de su legítima defensa. Mientras la convivencia pacífica no esté debidamente garantizada, la respuesta no puede ser otra por parte de quienes queremos que la autonomía de la Universidad sirva para erradicar de ella la blasfemia intolerable y las  soeces injurias para la patria y el Rey”. Estos buenos mozos que empleaban este lenguaje de las porras y las pistolas, que decía el Rivera original, estaban encabezados por quien 38 años después sería el sucesor del destinatario de la carta. Sí, Íñigo Méndez de Vigo y Montojo, IX barón de Claret, el ministro canoro.
Si traigo a colación la carta no es como evidencia del poco presentable pasado ideológico del ministro encargado de velar por la educación y la cultura de este país llamado a recuperar su importancia en Europa, según la parte del programa electoral del PP al que en teoría no ha renunciado. Creo, como Mark Twain, que quien tiene la conciencia tranquila lo que en realidad tiene es mala memoria. Y me parece comprensible que un pollo pera de 20 años, hijo de un ayudante militar de Franco y de una condesa, descendiente de la reina regente María Cristina de Borbón por parte de padre y del Marqués de Esquilache por parte de madre, salga un poquito conservador, por mucho que ese lenguaje fuera ya rancio en 1976, cuando en esa Europa en la queremos volver a ser importantes, el mundo normal, pasaban cosas como que los Sex Pistols grababan discos y se constituían grupos como U2 y The Clash.
Si saco a colación la carta es porque el grupete de abajo firmantes ha atravesado los 40 años de democracia sin apearse de los privilegios. 
Es decir, Íñigo etc. no fue el único de los firmantes que ha triunfado en la vida. Entre sus compañeros de legítima defensa estaban y están Andrés Sánchez de Apellaniz, ahora secretario general de CONFEMETAL, Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal. Pedro Churruca y Díez de Rivera, IV marqués de Valterra, es directivo de  varios grupos Inmobiliarios. Javier Gil-Casares Armada, sobrino del general Alfonso Armada, es también abogado y asesor de FCC, entre otras decenas de empresas. Carlos Semprún Bullón –que en la actualidad se llama Carlos Mendoza y Bullón– es un filósofo y profesor de yoga que pleiteó por el título de conde de Montalbán. 
Ricardo Fortún Esquifino es General de Brigada y Jefe de la Asesoría Jurídica del Cuartel General del Ejército de Tierra. Carlos Balbás Arenaza es un abogado ligado a varias empresas de la construcción y del sector servicios. Fernando Gortázar Rotaeche, de los Gortázar Rotaeche de Neguri de toda la vida, es director ejecutivo de Aon Global Client Network (AGCN) y pertenece al Centro de Estudios Constitucionales. Alfonso de Ceballos-Escalera, III marqués de la Floresta y VIII vizconde de Ayala, es cronista de armas de Castilla y León, profesor de Criminología en la Universidad Camilo José Cela y el CESEDEN, teniente de navío, capitán de la Mercante y otras muchas cosas, pese a lo que le ha dado tiempo a escribir 42 libros. Iván Bernaldo de Quirós (en realidad Iván Bernaldo de Quirós y Álvarez de las Asturias-Bohorques) es el III marqués de Quirós, el XI de Campo Sagrado y el XII conde de Marcel de Peñalba. Ignacio Mora y Narváez es el hijo de Gonzalo de Mora y Aragón, y sobrino por tanto de Fabiola de Bélgica, aunque no parece prodigarse mucho en los negocios de altura. No como Jerónimo Merino Enseñat, uno de los Marino Enseñat que actuaron de intermediarios entre el expresidente de Cepsa, Khadem Al Qubaisi, investigado internacionalmente por blanqueo, y Amancio Ortega en la venta de la Torre Cepsa por más de 400 millones. Dos han fallecido, creo, y de los otros dos, los de los apellidos corrientes y molientes, no he logrado averiguar nada.
Como verán, parece haber una cierta relación entre tener apellidos complicados, defender el orden establecido, a golpes si hace falta, y triunfar en el teórico reino del esfuerzo y el mérito, la empresa. Yo no veo más meritocracia que haber heredado las prebendas o el acceso a los despachos donde se conceden. Algo que tuerce el eje principal del sistema: la libre competencia. Salvo que apliquemos aquella teoría de quelos hijos de la clase dirigente están mejor preparados, una que se sacó de la manga Manuel Fraga para justificar que el hijo del eterno presidente de la Diputación de Lugo, Francisco Cacharro, obtuviese la plaza de secretario de la Diputación de Ourense, gobernada por el mismo partido. Debe de ser cierto porque Francisco Cacharro Jr logró, la vez, ser el más alto funcionario de una administración decimonónica como una diputación y ser designado secretario general del Partido Liberal Español. Y con dos apellidos normales.        

viernes, 20 de abril de 2018

EL MOMENTO DE ERREJÓN

público.es, EDITORIAL, 20-4-18

En las elecciones autonómicas de 2019 nos jugamos el cierre o la continuación del cambio político, social y cultural que se inicia y pide paso entre los intersticios de la larga crisis económica de 2007 y la irrupción del 15M. Sí, 2019 no trata solo de una más o menos saludable alternancia posible, ni de que ganen los partidos de izquierda en algún juego virtuoso de alianzas, por deseable que esto siempre sea. Tampoco es solo cuestión de que, por fin, se apliquen programas electorales más justos, dirigidos por representantes menos corruptos y con capacidad y voluntad real de transformar nuestras ciudades y autonomías, por necesario e ineludible que esto sea. 
Nos jugamos algo más importante para nuestra democracia: que el cambio del sistema político español sea o no posible. Insistimos, no solo un cambio de gobierno aquí o allá, tampoco un necesario movimiento que, desde las ciudades y autonomías, precipite un Gobierno progresista en las generales de 2020. Todo esto es importante, qué duda cabe, pero hay otra cosa más crucial en juego: si el sistema político nacido en 1978 es o no reformable, es decir, si se cierra su crisis sin alterar en lo sustantivo sus profundas deficiencias (de origen y adquiridas). Por resumir: un modelo productivo ineficiente y profundamente desigual e injusto, una corrupción generalizada sin mecanismos reales de control, una paupérrima democratización de nuestras instituciones, un modelo territorial en avanzado estado de descomposición… 
Una victoria de las fuerzas que, por activa (PP) y por pasiva (C’s), reman juntas para mantener el sistema en pie sin reforma genuina alguna, buscando la desmovilización y desmoralización ciudadanas antes que la transformación institucional y social, dejará el problema de España en una reforma siempre pendiente. En un “no se puede” marcado a fuego en la conciencia colectiva.
Los últimos meses del gobierno de la Comunidad de Madrid brindan el ejemplo del alto riesgo que corremos: un gobierno en descomposición que trata de mantenerse en pie bajo el juego perverso de la ejemplaridad inversa, esto es, la de proclamar la igualdad de todos los partidos y líderes políticos ante la corrupción, la mentira y, en el fondo, la imposibilidad de cualquier cambio a mejor: “Somos todos iguales, nada es posible, confórmense con lo que hay”. Que la respuesta de C’s al ventilador cínico de la indiferencia popular ante la indecencia haya sido la del mero cálculo electoral, decidiendo la moción de censura mediante encuestas de opinión, confirma las sospechas de que ningún cambio, ni siquiera una tímida regeneración, vendrá de la mano de los naranjas. 
Valga esta insistencia en lo que nos jugamos en 2019 para centrar este editorial en lo que toca: Podemos y la Comunidad de Madrid. Seamos claros: los votantes de izquierda necesitan, necesitamos, a Íñigo Errejón libre de zancadillas internas, avalado por un partido que entienda que ningún equilibro doméstico y ningún reparto de posiciones puede pesar más que el reto que tenemos delante. Sin un buen resultado en Madrid de los morados, sin una buena campaña que consiga esa competencia virtuosa con el PSOE de Gabilondo por la que ambos partidos amplíen sus respectivas bases electorales y sumen, así, un escaño más que el tándem PP y C’s, la Comunidad de Madrid se convertirá en el ejemplo de la imposibilidad, en la demostración de que España es, y siempre será, la democracia cada vez más estrecha y restrictiva que hoy sufrimos. Ya no es cosa, pues, de quién gobierne, sino de cómo se gobierne las próximas décadas.