Banderas para ocultar las políticas responsables de la gran crisis social
Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universitat Pompeu Fabra
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universitat Pompeu Fabra
En estos días vamos a ver en Catalunya una situación que es
bastante común hoy en España: grandes sectores de las clases populares y, muy
en particular, de la clase trabajadora van a votar a partidos de persuasión
liberal cuyas propuestas económicas neoliberales son claramente contrarias y
opuestas a sus intereses. Uno de ellos es el partido más ultraliberal de
España (muy próximo al mundo de las grandes empresas del Ibex 35) y que en
algunos temas económicos está incluso más a la derecha que el Partido Popular,
yendo incluso más allá que lo que hoy están diciendo algunas figuras del
establishment político-mediático de la Unión Europea que, por fin, se han dado
cuenta del enorme daño que tales políticas han hecho a la población de los
países europeos, cuyos gobiernos las han estado aplicando. La evidencia de que
tales políticas, como las reformas laborales (que han sido responsables del
enorme descenso salarial y aumento de la precariedad) y de los recortes del
gasto público (causa del gran deterioro de los servicios públicos, como
sanidad, educación, vivienda social, servicios sociales, servicios
domiciliarios, entre otros y de las transferencias, como pensiones, del Estado
del Bienestar) han dañado la calidad de vida de las clases trabajadoras es
abrumadora. Nada menos que el Sr. Juncker, Presidente de la Comisión Europea
dijo hace unos días que “las políticas de recortes y
austeridad del gasto público social ha sido quizás el mayor error europeo en la
crisis” (El País, 19.11.2017).
Pues
bien, el partido Ciudadanos ha sido el más neoliberal de todos los partidos
liberales que existen en España (Ciudadanos, PP y PDeCAT). Para aquellos
lectores que crean que estoy exagerando les aconsejo que se lean las propuestas
que Ciudadanos ha hecho a nivel Estado. Y de esta lectura se deducen sus puntos
esenciales.
El programa neoliberal estatal
de Ciudadanos
1.
Política Fiscal. Ciudadanos propone a la vez
cumplir los objetivos neoliberales de déficit de la Comisión Europea con el
ritmo asfixiante que la ortodoxia económica propone al tiempo que quiere hacer
una reforma fiscal de reducción impositiva (reducción en la recaudación de
2.000 millones de euros en el IRPF).
Ciudadanos propone una reducción fiscal cuando a pesar de que el
verdadero problema fiscal de nuestro país no es de gastos excesivos, sino de
ingresos insuficientes, Ciudadanos, como también han declarado otros partidos
liberales, aboga por bajar impuestos en la próxima legislatura. En este momento
la distancia de recaudación fiscal que nos separa con la Eurozona es de más de
8 puntos porcentuales del PIB. La propuesta de reforma fiscal
de Ciudadanos cuesta dinero a los contribuyentes, tiene efectos regresivos y no
soluciona el principal problema de nuestro sistema tributario (su débil capacidad
recaudatoria). Ciudadanos realiza un trilema imposible.
Propone tres objetivos de política económica que son imposibles de realizar a
la vez: reducir el déficit público al ritmo al que exige Bruselas, impulsar
rebajas fiscales para los contribuyentes y garantizar los servicios básicos del
Estado del Bienestar. De ahí que Ciudadanos, igual que ha hecho el Partido
Popular, haya optado en realidad por los dos primeros y en contra del último. En
definitiva, reducir impuestos más mantener objetivos déficit es igual a
recortes del Estado del Bienestar.
2. Política
laboral. Ciudadanos
no establece ninguna medida para incrementar el salario mínimo de la economía
(En realidad se niega a incrementar el SMI) y también se opone a empoderar a
los sindicatos negándose a restablecer una negociación colectiva. También propone
un contrato único en lugar de contrato indefinido y temporal como hoy existe.
Con el contrato único, Ciudadanos pretende eliminar la “rigidez” que introducen
los trabajadores indefinidos, pues sus “derechos” impiden que se les pueda
despedir y/o que se pueda reducir su salario. Se soluciona la “dualidad”, y por
tanto el problema del desempleo.
Pero la
realidad muestra que la propuesta de C’s de contrato único, en lugar de
revertir esta tendencia la mantiene y refuerza, convirtiendo de facto todos los
contratos en temporales: aunque se les cuelgue la etiqueta de indefinidos
podrán ser rescindidos en cualquier momento con un coste mucho inferior al
actual. La apuesta de C’s –bajo la falsa excusa de que hay una parte de
la población con “demasiados” derechos que impide que el mercado laboral sea
flexible- es repartir “equitativamente” la precariedad, igualando a la baja las
condiciones de todos los contratos y haciendo sostenible en el tiempo algo que
habría que erradicar si queremos modernizar la economía española: la
temporalidad y el fraude de ley asociado a la misma.
3.
Recorte de gasto público. Plantean reducir casi 4 puntos
el peso del gasto en el PIB (del 43,3% al 39,4%)
Esta
cifra es claramente insuficiente para dar credibilidad a cualquier “agenda
social” o a la reversión de los recortes aplicados en estos años. Ciudadanos
propone, en suma, consolidar los recortes ya practicados esta legislatura por
el Partido Popular.
4.
Mantenimiento del Art. 135 CE. Ciudadanos promete cumplir con
el artículo 135 de la constitución tal y como está actualmente (firmada en
nocturnidad y alevosía por el Presidente Zapatero y por el líder de la
oposición en aquel momento, el señor Rajoy) que fuerza al Estado a dar prioridad
a pagar los intereses a la banca sobre cualquier otra intervención.
Mantener
el art. 135 es mantener el principio jurídico neoliberal de subordinar el
Estado del Bienestar a los intereses del capital financiero.
Ni que
decir tiene que Ciudadanos, como hacen los otros partidos de la derecha
liberal, presentan sus programas sin nunca aclarar las consecuencias de sus
propuestas, endulzándolas con todo tipo de lenguajes seductores que siguen las
últimas técnicas de marketing político. Así hablan de “libertad” de “mercados”,
de “competitividad” y otros, detrás de los cuales, hay una realidad de enorme
explotación que favorece a un sector minoritario de la población (los ricos y
super ricos -que derivan sus ingresos de las rentas de la propiedad y gestión de
la propiedad de bienes y servicios- y las clases medias ilustradas que les
sirven) a costa de la gran mayoría de la población que son las clases populares
y las clases trabajadoras. Y los datos así lo demuestran. Las rentas del
capital como porcentaje de todas las rentas del país han aumentado
espectacularmente en todos los países que estas políticas se han aplicado a
costa de un descenso muy notable de las rentas derivadas del trabajo. En
realidad, este hecho es el causante de la enorme crisis social que tales
países, como España, están teniendo.
¿Cómo puede ser que grandes
sectores de la clase trabajadora van a votarles?
La respuesta es muy fácil y las elecciones catalanas lo
muestran. El “frente patriótico españolista” liderado por Ciudadanos en Cataluña
ha utilizado la bandera española para ocultar sus políticas neoliberales. Por
cierto, lo mismo ha estado haciendo el gobierno Puigdemont (utilizando en este
caso la bandera esteleda independentista). Las banderas hoy en Cataluña y
en España están ocultando a los responsables de tanto daño a las clases
populares. El sano amor al país en los dos lados del Ebro está
siendo movilizado por las derechas neoliberales españolas y neoliberales
catalanas para ocultar sus políticas neoliberales, ocultadas bajo las banderas.
En
Cataluña tenemos por un lado el frente patriótico españolista, llamado
unionista, que les une, no solo en el apoyo al 155 de la Constitución Española
sino también el apoyo al artículo 135. Todos ellos (el PP, Ciudadanos y el
PSC-PSOE) apoyaron la ley 135 (Ciudadanos no la votó pero hoy la defiende) que
fuerza al estado español a dar prioridad a pagar los intereses a los bancos
sobre atender a las necesidades de la población. Es el bando unionista y
neoliberal. Pero en el otro bando, el independentista, llamado también
secesionista –PDeCAT, ERC y CUP- está liderado por el PDeCAT, el superpatriota
catalán, que se oponen al 155 pero en cambio, el PDeCAT no se opusó al 135. Es
probable que la mayoría de la clase trabajadora catalana (de habla castellana)
vote al primer grupo, por creerse que son los que defiende su identidad como
españoles, además de catalanes. Pero tal defensa de la identidad les supondá un
coste en su bienestar. La evidencia histórica es abrumadora, realidad que es
incluso más clara, si este bloque “superpatriótico”, está liderado por
Ciudadanos, el más ultraliberal.
Por
otro lado, es probable que las clases de renta media y alta voten a los
independentistas, para defender su identidad catalana que ven limitada, cuando
no negada por el Estado español. Pero, la gran mayoría también verán afectada
su calidad de vida por la aplicación de las políticas neoliberales que fueron
impuestas (y digo impuestas pues no estaban en sus programas electorales) por
el partido que ha gobernado Cataluña durante la mayoría del período
democrático, Convergencia (que es de la misma familia liberal europea que
Ciudadanos). Hay que recordar que Convergencia gobernó en coalición con Unió
Democrática (hoy en las listas del PSC) que tampoco se opusieron al 135.
Y ahí está el problema. El tema nacional ha ocultado el
tema social. Hoy las únicas fuerzas que se oponen (como se han
opuesto desde principio) al neoliberalismo (incluyendo el 135), poniendo las
necesidades de las clases populares, ahora y no solo en el futuro como
prioridad, es la coalición Catalunya en Comú-Podem. Sé que algunos me indicaran
que la CUP también lo ha hecho. Pero tal partido ha siempre antepuesto el tema
nacional sobre el tema social, habiéndose convertido en un apéndice de Junts
Pel Si, apoyando al sucesor de Artur Mas y lo que tal partido representa.
Una
última observación. Las voces críticas en este país tienen grandes dificultades
en poder ser oídas consecuencias del enorme control de los medios de
información por partidos con sensibilidad neoliberal o socioliberal (en el caso
de los medios públicos) o por parte de los intereses financieros (en el caso de
medios privados) y este control aparece claramente en estos días de elecciones,
donde el dinero juega un papel determinante en el marketing político que
caracterizas a las elecciones. Ciudadanos en Cataluña se está gastando millones
para seducir a la clase trabajadora. En cambio las voces y partidos que pueden
mostrar con datos que como bien dice el refrán “por mucho que se vista de seda,
mona se queda”, no tienen tales medios. Y es a esto que le llaman democracia.
Yo le ruego al lector, que si está de acuerdo conmigo, distribuya este artículo
entre las poblaciones de barrios populares en Cataluña (y en el resto de
España).
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