por Carlos A. Trevisi
No
toda la información que recibimos a
diario respecto de la mejoría de nuestra economía es veraz. Más bien se trata
de un cúmulo de falacias que responden a medias verdades que en un entorno más abarcativo,
demuestran que la situación no mejora. Los casos típicos son que aumentan las
exportaciones y que ha bajado el desempleo.
La
falacia consiste en que, tratándose de variables poco significativas, nos las
muestran como un avance en el proceso de austeridad y recortes en el que el
gobierno está empeñado: las exportaciones actuales son las más bajas de los
últimos 12 años y el desempleo es apenas estacional; cuando se acaben las vacaciones,
volverán a lo que han sido. Lo curioso
es que mientras el FMI solicita a las autoridades españolas que bajen los
salarios un 10 % los índices de los que se dedican a evaluar nuestra economía
plantean que la “salida” es a largo plazo, contradiciendo lo que sostiene el
gobierno. La prima de riesgo baja y los índices bursátiles suben. ¿Qué está
pasando? Pues que se están regulando las variables desde afuera. La herencia de
los Chicago Boys, La Trilateral, Reagan, Thatcher, Gardner, Brzinsky, y algunos
otros que lanzaron el mundo a la catástrofe que estamos viviendo en todas
partes siguen en marcha.
Cuando
uno, que tiene entrenamiento en estas lides –viví 54 años en la Argentina- ve
que en España nadie se da cuenta de que el proceso de desvalijamiento es el
mismo que sufrió aquel país de Hispanoamérica y aquí nadie hace referencia al
modelo que lo sumergió en la miseria, cuando uno no se da cuenta de todo eso es
que algo está pasando y para mal.. Allá fue Menem, un pícaro ladrón sin pudor
que regaló el país, aquí varios otros que ni siquiera hace falta nombrar. Lo de
Argentina empezó allá por la década del 70, lo de España hacia finales del
siglo. La entrada de España en el euro fue el comienzo de la bancarrota.
Nos
han hecho responsables de haber ido más allá de nuestras posibilidades mientras
los “equipos” de la mafia partidocrática se llenaban con dinero negro que
finalmente caía en Suiza o se “invertía” en paraísos fiscales; nos han hecho pagar
las pérdidas que arrojaban los bancos, amén de haber sido estafados con las
preferentes cuyos recursos engullían en beneficio propio, con las hipotecas y
con las mentiras por las que accedieron al gobierno.
¿Qué
responsabilidad nos cabe como ciudadanos? Ésta es la pregunta del millón. ¿Qué
hemos hecho para evitarlo? Poco o nada.
Desde
GUADARRAMA EN MARCHA hemos llamado a
la participación. Participar es algo más que denunciar lo que todos sabemos.
Participar es comprometerse más allá de distribuir mails con denuncias o
comentarios peyorativos para quienes nos han metido en este desbarajuste.
Participar es asumir responsabilidades, aún a riesgo de nuestro trabajo, de nuestro
bienestar. Participar es denunciar a los ladrones, hasta el final, hasta que
los echan a la calle; es hacer oídos sordos a las directivas a que se somete a los
bancarios cuando convencen a la pobre gente de que adquiera preferentes; es
denunciar a los que actúan disfrazando de “cultura” sus personalidades egolátricas;
es estar presentes en nuestros hijos con el compromiso de que nos tomen como
modelo de vida. Es jugarse por ellos: no podemos dejarles un mundo lleno de
inmundicia haciendo solo responsable a un sistema que todo lo corrompe.
Seremos
vituperados por los que se sientan a
esperar que fracasemos; por los que piensan que es inútil cualquier intento; por
los que no entienden que vivimos en un mundo de diversiones en el que nos
entretienen con estupideces para que no despertemos a la realidad; por los que
carecen de agallas y por los que están de visita en el mundo.
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