martes, 12 de abril de 2016

LO DE LORCA Y DALÍ FUE UNA HISTORIA DE AMOR

Ian Gibson ha dedicado gran parte de su vida a dilucidar el misterio lorquiano

Ian Gibson, que en 1984 dejó de ser hispanista para convertirse en español (el Gobierno le concedió entonces nuestra nacionalidad), ha dedicado treinta de sus sesenta años de vida -los cumplirá el 21 de abril- a investigar la de García Lorca. Ahora cierra ese periodo con la publicación de El amor que no pudo ser (Plaza & Janés), un libro donde analiza los amores de Federico por Dalí. El escritor afirma que se siente cansado de escribir biografías e insinúa que va a pasarse a la novela.

Madrid. Juan Carlos Soriano

Ian Gibson afronta uno de los capítulos más oscuros de la vida de García Lorca, casi tanto como el de su muerte: "La familia del poeta ha demostrado un interés obsesivo por ocultar su orientación sexual. En la España de nuestros días eso no tiene ningún sentido. Y, se quiera o no, su relación con Salvador Dalí trascendió la simple amistad. Fue amor, aunque no llegara a consumarse. Cuando conoció a Dalí en la Residencia de Estudiantes, en Madrid, se enamoró perdidamente de él, pero Dalí no aceptaba su condición de homosexual, entre otras cosas por la influencia de un padre tan severo como el que le había tocado, y se alejó de Federico."

Gibson ha empleado como base de este ensayo las cartas que Salvador Dalí remitió a García Lorca. Las otras, las que escribió el poeta, han desaparecido. "Eso -afirma con el acento típico de los turistas anglosajones- constituye una tragedia cultural. Yo tengo la sospecha de que alguien las ha robado, pero me queda la esperanza de que algún día puedan aparecer."

En esas cartas, Dalí, que según el escritor no estaba capacitado para la ternura, le escribe cosas verdaderamente hermosas a Federico. "Hay una en la que le dice: Te creo el único genio actual. A pesar de lo burro que soy en literatura, lo que leo de ti me deja mue(l)to. Que japonesito más gordo eres, coño. Lo de escribir muerto con ele era un juego entre ellos, porque la gente de Granada trastoca ambos sonidos, y lo de gordo resultaba una expresión cariñosa en él."

El amor influyó en sus respectivas obras
Otros documentos que aporta Gibson son su entrevista a Salvador Dalí, cuando se encontraba casi moribundo, y las declaraciones en las que el pintor reconocía que Lorca intentó poseerle físicamente.

En el libro se explica cómo Luis Buñuel, que despreciaba a Lorca, hizo una auténtica labor de zapa para apartar a Dalí de su influencia. Ambos pusieron tierra por medio: Dalí marchó a París y Lorca se consagró como poeta después de su estancia en Cuba y Nueva York. Cuando se reencontraron en Barcelona, el año 1934, ni el tiempo ni la distancia habían borrado esa relación. Aunque el amor no se consumó, Ian Gibson afirma que sus respectivas obras salieron enriquecidas de esa relación. "No puede decirse que Lorca influyera con sus dibujos en la obra de Dalí. Sin embargo, Federico está muy presente en los cuadros de aquella época. Recordemos uno donde aparecen sus cabezas fundidas, o ese otro donde la sombra de Dalí proyecta la cabeza de Lorca. Dalí, por el contrario, sí propició un giro en la trayectoria literaria de Lorca. Cuando publicó elRomancero gitano no le gustó y se lo dijo. Vino a comentarle, más o menos: Tú eres un genio y lo que se lleva ahora es la poesía surrealista. Así que no pierdas tu talento con pintoresquismos. Y Federico le hizo caso; dio un golpe de timón a su obra. Quizá parezca exagerada la afirmación, pero es posible que si Lorca no hubiera conocido a Dalí hoy no tendríamos Poeta en Nueva York."

La pérfida Gala

Pese a que en 1936 ya se habían distanciado, Ian Gibson dice quedará la incógnita de si, en el caso de no haber muerto Federico, aquel amor hubiera tenido una segunda oportunidad. Sospecha que no, porque a la guerra debemos añadir la irrupción de Gala en la vida de Dalí. Él disiente de los que afirman que ese encuentro con la entonces mujer de Paul Eluard benefició a su obra: "A mí me parece todo lo contrario. Dalí no volvió a ser el mismo que había sido. Y, puesto que me interesa más la etapa anterior a ese extraño emparejamiento, creo que la influencia de Gala fue negativa para él."

Desde que llegó a España en 1978, con el propósito de escribir la biografía de García Lorca, Ian Gibson ha publicado once libros, en los que nos aproxima a otros personajes de nuestra reciente historia, como José Antonio o Queipo de Llano, y a episodios concretos de la guerra civil. Ahora, después de El amor que no pudo ser, cree llegado el momento de dar un viraje literario. "Llevo demasiados años dedicándome a la biografía. Y aunque quedan algunas interesantes de esa época por escribir, como la de Buñuel, creo que voy a dejar el trabajo para otros. Todavía no sé de qué irá mi siguiente libro, pero voy a intentar hacer algo de creación literaria." Al preguntarle si porcreación literaria entiende la novela, se encoge de hombros y sonríe.

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