sábado, 8 de abril de 2017

LA VERDAD, LA LIBERTAD, LA REALIDAD Y SER FELIZ

Carlos A. Trevisi
LA VERDAD

Vive la libertad
con la verdad ligada a tu conciencia
de modo que se consustancie
con tus adentros libertarios
y puedas compartir otras verdades
para ponerte en común y descubrir así
la importancia de la alteridad.
Serás entonces cada vez más libre,
la serenidad se hará contigo
y aprenderás que la reflexión
te acompañará para renovar
tu proyecto de vida
en una verdad compartida.

LA LIBERTAD
Nos han enseñado
que nuestra libertad termina
donde comienza la de los demás.
Es mentira.
La libertad tiene un solo límite:
La ética.
Lo que llamamos libertad
es apenas una norma que rige
relaciones temporales cambiantes,
de circunstancias, lo que atañe
a la convivencia cotidiana, a la ley,
a una moral errática, tan cambiante ,
como que está en manos
de quienes ostentan ideologías
que trasnochan la realidad
en nombre del viejo dicho que reza
dura lex ...
La ética no es dura: es el reflejo de las
armonías que rigen la potencialidad
de nuestra condición humana,
de nuestras actitudes y de todo aquello
que nos hace trascendentes.
Salgamos en busca de la libertad,
vivamos en la verdad sin perderla de vista
LA REALIDAD
Vivid la realidad.
Percibid el todo que os ofrece
para poder seleccionar aquello que
incorporaréis a vuestro interés.
Pensad luego si cabe incorporarlo
al proyecto de vida futura que
que os asalta con inquietud.
Reflexionad acerca del nuevo todo
de modo que lo que teníais pensado
lo incluya sin alterarlo.
Si no satisficiera la meta propuesta
piensa en una alternativa
hurgando nuevamente en la realidad;
si no encuentras la salida vuelve al proyecto
modifícalo,  pero no desmayes,
la realidad, tan cambiante,
te ofrecerá nuevas alternativas;
tu necesidad de crecer encontrará el camino.
SER FELIZ
La felicidad se malinterpreta con la alegría de vivir
cuando en realidad es un estado del alma
que resulta de las alegrías y de las tristezas
que concurren alternándose a lo largo de la vida.
Se es feliz cuando se ha procesado el dolor
y recobrado la sonrisa; cuando la alegría
se fundamenta en el dejo de sabiduría
que resulta de un dolor bien asumido;
cuando la alegría proviene de los que participan de
una puesta en común favorecida por el afecto,
por nuestra voluntad por sostenerlo,
por nuestra inteligencia y un afán de libertad
que nos envuelve para mantenernos unidos.
Seamos pacientes con los parcos en actitudes de entrega,
Con los egoístas, con los serviles, con los arrogantes,
con los ufanos, sin abandonarlos, pues, dejándolos de lado,
sus tribulaciones terminarían con ellos y, con nosotros
por el desencanto que padeceríamos.

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