sábado, 1 de abril de 2017

LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA EN EL NEOLIBERALISMO

Emir Sader, 1 DE ABRIL 2017

La crisis de la democracia se ha globalizado rápidamente. Europa, que se enorgullecía de sus sistemas políticos, las políticas de austeridad ha promovido la generalizada deslegitimación de esos sistemas, centrados en dos grandes partidos. Cuando ambos asumieron esas políticas económicas anti-sociales, entraron en una crisis acelerada, perdiendo votos e intensificando el desinterés político por las elecciones,esos dos partidos promueven políticas similares. Han empezado a surgir alternativas – en la extrema derecha y en la misma izquierda -, que ponen en jaque esos sistemas, por la forma autoritaria de la derecha y, por la izquierda que busca la expansión y  la renovación de las democracias.
La crisis de las democracias dieron un salto con el Brexit y con la elección de Donald Trump en los EEUU. En Gran Bretaña, los dos partidos tradicionales fueron derrotados en una decisión crucial para el futuro del país y de la misma Europa, como fue la decisión mayoritaria de salida de la Unión Europea. Esto refleja como esos dos partidos no han sabido entender el malestar de gran parte de la población – incluso de amplios sectores de la misma clase trabajadora -, respecto a los efectos negativos de la globalización neoliberal. Los trabajadores, electores tradicionales del Partido Laborista, concentraron su voto a favor del Brexit y en contra la decisión de ese partido y terminaron decidiendo la votación.
En EEUU no es tan solo la victoria de un candidato outsider, este triunfo enfrentó al Partido Demócrata, a los grandes medios, a la dirección de su propio partido y los líderes de opinión. La victoria de Trump representó una derrota para los dos partidos como expresiones de la voluntad organizada de los norteamericanos.
La democracia tradicional hace aguas por todas partes. Los partidos tradicionales pierden apoyos, las personas cada vez se interesan menos por la política, votan cada vez menos y los sistemas políticos ya no representan a la sociedad y entran en crisis.La democracia liberal, que siempre se autodefinió como “la democracia”, entra en crisis. El impacto causado por la perdida de legitimidad de los gobiernos que han asumido los proyectos antisociales del neoliberalismo y de la misma política, corrompida por el poder del dinero, invade a toda la sociedad, incluso a la misma política.
En América Latina, Argentina y Brasil, habían fortalecido sus sistemas políticos, mediante gobiernos y liderazgos con legitimidad popular y ahora han retrocedido hacia gobiernos que pierden – o nunca han tenido – el apoyo popular. Este sistema político sufre con los gobiernos que han sido elegidos con programas distintos a los que en realidad ponen en practica. El programa neoliberal de ajustes fiscales profundiza en la crisis de legitimidad de los gobiernos y de los mismos sistemas políticos.
La concepción que preside el neoliberalismo, que busca mercantilizar todo, llegó a la política, a través de financiaciones privadas. Las campañas se adecuaron al servicio del marketing y las actividades millonarias las convirtieron en un  despliegue de piezas publicitarias casi al estilo de cualquier otro producto. Por otra parte, los gobiernos copados de ejecutivos privados se parecen cada vez mas a empresas, tanto por el personal como por la concepción que preside a los gobiernos con mentalidad de mercado.
La era neoliberal es la era del agotamiento del sistema de las democracias liberales. Los agentes que los legitimaban  – parlamentos con representación popular, partidos con definiciones ideológicas, sindicatos y centrales sindicales fuertes, dirigentes políticos representantes de distintos proyectos políticos, medios de comunicaron como espacio relativamente diversificado de debates – se han vaciado, dejando al sistema político y a los gobiernos suspendidos en el aire. El desprestigio de la política es la consecuencia inmediata del Estado mínimo y de la centralidad del mercado.
La crisis de las democracias es uno de los temas que más se extiende desde los EUA a la América Latina, pasando por Europa y por Asia. Ya no se trata de reivindicar un sistema que se ha agotado, sino de construir formas alternativas de Estado, de sistemas políticos y de representación política de todas las fuerzas sociales.

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