martes, 13 de febrero de 2018

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Daniel Goleman propuso la idea rompedora de que la gestión positiva de las emociones era más determinante para el éxito en la vida que el coeficiente intelectual











1.- La inteligencia no es solo racional, también hay, dice Daniel Goleman, inteligencia emocional

“En un sentido muy real, todos nosotros tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra mente que siente, y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan para construir nuestra vida mental“.
“El cerebro emocional responde a un acontecimiento más rápido que el cerebro racional”.
“El cerebro racional habitualmente no decide qué emociones deberíamos sentir”.
Álvaro Bilbao, conocido neuropsicólogo, cuenta en nuestra plataforma que no tenemos solo un cerebro, sino tres estructuras que se han ido generando producto de la evolución: el reptiliano, encargado de la supervivencia, el emocional, que nos habla de cómo nos sentimos en cada momento, y el racional.

2.- Según Daniel Goleman, las emociones son poderosas y dominar-las es la inteligencia emocional

“Todas las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución”.
“El enfado es una emoción muy intensa que secuestra el cerebro. Cuando el enfado nos atrapa hace que se nos reorganice la memoria hasta el punto de que uno puede olvidarse, en plena discusión, de porqué ha empezado”.
“El control de la vida emocional y su subordinación a un objetivo resulta esencial para espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad”.
“Las emociones negativas intensas absorben toda la atención del individuo, obstaculizando cualquier intento de atender a otra cosa”.
“Dominar el mundo emocional es especialmente difícil porque estas habilidades deben ejercitarse en aquellos momentos en que las personas se encuentran en peores condiciones para asimilar información y aprender hábitos de respuesta nuevos, es decir, cuando tienen problemas“.
“Tal vez no haya habilidad psicológica más esencial que la de resistir al impulso”.
Begoña Ibarrola, autora de cuentos infantiles y psicóloga, subraya en nuestra plataforma que “los seres humanos somos ante todo sensibles”.  “Las emociones nos impulsan a actuar de una determinada manera e incluso a pensar de forma diferente”.
 3.- Para Daniel Goleman, la inteligencia emocional es indispensable para llevar una buena vida
“Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas son más proclives a ser efectivas en su vida, pues dominan los hábitos de su mente que fomentan su propia productividad. Las personas que no pueden controlar su vida emocional mantienen luchas internas que sabotean su capacidad de trabajar con atención y una mente limpia”.Si no dispones de unas buenas habilidades emocionales, si no te conoces bien, si no eres capaz de manejar las emociones que te inquietan, si no puedes sentir empatía ni tener relaciones estrechas, entonces da igual lo listo que seas, no vas a ir muy lejos”.
“En el mejor de los casos, el coeficiente intelectual parece aportar tan sólo un 20% de los factores determinantes del éxito”.
“La inteligencia académica no ofrece la menor preparación para la multitud de dificultades –o de oportunidades– a la que deberemos enfrentarnos a lo largo de nuestra vida”
“La infancia y la adolescencia constituyen una auténtica oportunidad para asimilar los hábitos emocionales fundamentales que gobernarán el resto de nuestras vidas.
“El autocontrol emocional –retrasar la gratificación y reprimir la impulsividad- están detrás de cualquier tipo de logro”.
“Las emociones descontroladas pueden hacer a personas inteligentes unas estúpidas”
“En un mundo tan cambiante encontramos que la flexibilidad, la posibilidad de adaptarse al cambio es más importante que la experiencia”.
“El logro real no depende tanto del talento como de la capacidad de seguir adelante a pesar de los fracasos”
“Para tomar una buena decisión tenemos que aplicar sentimientos a los pensamientos”.
“Recordemos que la creencia básica que conduce al optimismo es que los contratiempos y los fracasos se deben a las circunstancias y que siempre podremos hacer algo para cambiar éstas”.
La toma de decisiones no es un proceso puramente racional. “El cerebro escucha e integra todas las partes del cerebro (primitivo, emocional y racional) para tomar decisiones acertadas. Incluso en la decisiones más simples también influye la emoción”.

4.- Considera Daniel Goleman la inteligencia emocional como un factor muy influyente en nuestra salud

“Las emociones perturbadoras y las relaciones tóxicas han sido identificadas como factores de riesgo que favorecen la aparición de algunas enfermedades”.
“Ayudar a las personas a manejar mejor sus sentimientos perturbadores –enfado, ansiedad, depresión, pesimismo y soledad- es una forma de prevención de enfermedades. Puesto que los datos demuestran que la toxicidad de estas emociones, cuando se cronifican, equivale a la toxicidad de fumar, ayudar a las personas a gestionar estas emociones mejor podría potencialmente tener un beneficio médico tan grande como conseguir que los fumadores abandonen el tabaco”.
Begoña Ibarrola nos ofrece en nuestra plataforma claves para ofrecer a nuestros hijos un entorno emocionalmente sano. Este se basa en emociones positivas y respeto ante otro tipo de emociones, “que se sientan acogidos, valorados y en un entorno seguro y tranquilo”.

5.- Para Daniel Goleman, la inteligencia emocional es determinante en el aprendizaje y del éxito académico

“La tensión emocional prolongada puede obstaculizar las facultades intelectuales del niño y dificultar así su capacidad de aprendizaje”.
“El logro real no depende tanto del talento como de la capacidad de seguir adelante a pesar de los fracasos”.
“El buen desempeño de un niño en la escuela depende del más básico de todos los conocimientos: cómo aprender. Se han descubierto siete ingredientes cruciales, relacionados con la inteligencia emocional: Confianza en sí mismo y en los demás, curiosidad, intencionalidad (el deseo de tener un impacto), autocontrol, conexión con los demás, capacidad de comunicar y habilidad de cooperar con los demás”.
Nos decía Álvaro Bilbao, experto de la plataforma, que, según un experimento el autocontrol de los niños predijo mejor que cualquier otra cosa “la nota en el examen de Selectividad y la satisfacción en la relación con sus compañeros y su familia y, en general, su nivel de adaptación social”.

6.- Según Daniel Goleman, la inteligencia emocional nos muestra cuál es el liderazgo positivo.

“Las críticas adecuadas no se ocupan tanto de atribuir los errores a un rasgo de carácter como de centrarse en lo que la persona ha hecho y puede hacer”.“El liderazgo no tiene que ver con el control de los demás sino con el arte de persuadirles para colaborar en la construcción de un objetivo común”.
“El respeto y el amor no sólo pueden despejar la hostilidad del seno del matrimonio, sino también de todos los demás ámbitos de nuestra vida”
“El liderazgo no tiene que ver con el control de los demás sino con el arte de persuadirles para colaborar en la construcción de un objetivo común”.
Sobre cómo ejercer un liderazgo positivo con tus hijos (sí, porque tú, madre, padre o educador, eres un líder) encontrarás muchas ideas inspiradoras en nuestra plataforma de la mano de Eva Bach, Álvaro Bilbao, Begoña Ibarrola, Cristina Gutiérrez, Patricia Ramírez, Alberto Soler…

7.- “Conócete a ti mismo” es una máxima para Daniel Goleman sobre inteligencia emocional

“El conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece, constituye la piedra angular de la inteligencia emocional”.
“El autodominio exige autoconciencia más autorregulación, componentes clave de la inteligencia emocional”.
“No permitas que el ruido de las opiniones ajenas silencie tu voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje de hacer lo que te dicten tu corazón y tu intuición. De algún modo, ya sabes aquello en lo que realmente quieres convertirte”.
“La empatía siempre entraña un acto de autoconciencia”.
Nos decía Álvaro Bilbao que es importante a la hora de educar “enseñar a nuestro hijo a escuchar su voz interior” y a que, cuando tomen decisiones esta “les produzca una paz interior”. Begoña Ibarrola nos anima en nuestra plataforma a invitar a nuestros hijos a conocer su mundo emocional y “poner nombre a sus propias emociones”, pues este será el primer paso para conseguir gestionarlas de manera positiva.

8.- Según Daniel Goleman, la inteligencia emocional es clave para nuestra vida social

El arte de las relaciones se basa, en buena medida, en la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas”.
“La compasión se erige sobre la empatía que, a su vez, requiere prestar atención a los demás. Si estamos absortos en nosotros, no nos daremos cuenta de los demás y seguiremos nuestro camino, indiferentes a su sufrimiento”.
“La capacidad de expresar los propios sentimientos constituye una habilidad social fundamental”
“La verdadera compasión implica no solo sentir el dolor del otro sino además movilizarse para ayudar a aliviarlo”
Begoña Ibarrola nos habla de las claves para fomentar la empatía en nuestros hijos y los enormes beneficios que tiene hacerlo: previene conductas violentas, mejora la valoración en el mundo laboral, ayuda a realizar trabajo en equipo, mejora la comunicación con los demás…

domingo, 11 de febrero de 2018

ITALIA Y EL "DESORDEN" LABORAL


Fernando Luengo
Miembro de la Secretaría de Europa de Podemos
https://fernandoluengo.wordpress.com
Twitter: @fluengoe
El pensamiento económico dominante, siempre dispuesto a poner sobre la mesa indicadores que, de una tacada, proporcionen información significativa y sintética sobre la salud de una economía, utilizan a menudo los “costes laborales unitarios nominales” (CLUN). Su aumento dispara las alarmas, pues se asocia a la existencia de una presión alcista sobre los costes (laborales), con el consiguiente deterioro de la productividad y la pérdida de competitividad; mientras que un comportamiento moderado de los mismos es prueba de prudencia y revela fortaleza económica.
En Italia, entre 2010 y 2018, los CLUN, según la información estadística proporcionada por Eurostat, han aumentado un 6,2%; un porcentaje sustancial cuando se compara con lo acontecido en la economía española, donde, en idéntico período, han retrocedido más de dos puntos porcentuales, un 2,5%.
Para analizar qué hay detrás del crecimiento de los CLU en Italia –indagación imprescindible para extraer las conclusiones correctas en materia de política económica- conviene tener presente que este indicador relaciona el salario medio expresado en términos nominales (es decir, incluyendo los precios) y la productividad del trabajo real o en volumen (esto es, sin contabilizar la parte de ese aumento imputable a la variación de los precios).
Reparemos, por lo tanto, en que, al comparar una magnitud nominal (en el numerador) con otra real (en el denominador) es normal –sin entrar en el debate de si es “bueno” o “malo” en términos económicos- que se contabilice un crecimiento de los CLU; cabe calificar de excepcional, y de anómalo, lo contrario: la evolución de nuestra economía en los últimos años, y la de Alemania desde la implantación del euro.
Aclarado este asunto, estrictamente conceptual, entremos en materia. ¿Qué evolución han seguido en Italia los componentes que integran los CLUN? Se aprecia que la compensación nominal por empleado entre 2010 y 2018 ha aumentado un 6,6% (menos de un 1% anual). Como quiera que el índice de precios al consumo lo ha hecho en un 11%, el resultado es que los trabajadores en promedio han perdido capacidad adquisitiva. Esta evolución encaja con que la participación de los salarios en la renta nacional se haya reducido, en casi un punto porcentual aproximadamente.
Al mismo tiempo que los salarios han visto mermada su capacidad de compra, la fractura social en Italia avanza, en el conjunto de la economía y en el plano laboral. Todos los indicadores al respecto han empeorado. El índice de Gini, que mide la desigualdad en una escala de 0 (más equidad) a 100 (más inequidad) ha pasado de 31,7 en 2010 a 33,1 en 2016 (último año para el que Eurostat proporciona información estadística), lo que supone colocar a este país entre los más inequitativos de la Unión Europea. También apunta a un aumento de la desigualdad la relación entre los quintiles de más y menos ingreso (el 20% más rico y más pobre), que ha evolucionado desde el 5,4 en 2010 hasta el 6,3 en 2016. El 20% de la población peor situada en la pirámide social recibe un porcentaje cada vez más reducido del ingreso, al tiempo que las personas localizadas en el tramo más favorecido, el quintil superior, ha mejorado su posición. El número de italianos en situación de pobreza o exclusión social ha aumentado en ese mismo periodo en 2,6 millones, pasando desde el 25% al 30%. También ha crecido el de trabajadores pobres, que en 2016 ya suponían el 11,8% (frente al 9,7% en 2010).
Entretanto, las élites continúan disfrutando de una privilegiada posición, que han fortalecido con la crisis. Según el Global Wealth Databook publicado por el Credit Suisse, a mediados de 2016 el 3,4% de la población adulta concentraba una riqueza superior al millón de dólares, 69 personas tenían una fortuna situada entre 500 y 1000 millones de dólares, y 38 eran mil millonarias. El 10% de los adultos acaparaba el 54,7% de la riqueza, el 5% detentaba el 43,3%, y el 1% atesoraba el 25%. El contrapunto de esta situación lo encontramos en que, por abajo, el 50% de la población sólo disponía del 7,3% de la riqueza.
Poniendo ahora el foco en el denominador de la expresión, la productividad del trabajo (medida como la relación entre el Producto Interior Bruto y el número de trabajadores) se observa que ha retrocedido entre 2010 y 2018, un 0,6%; si, en lugar del volumen de empleo, se toma como referencia el número de horas trabajadas, la economía italiana ha conocido una leve mejoría del índice de productividad, equivalente al 1,1%. Esas diferencias se deben a que, a pesar de que el nivel de empleo ha crecido -ligeramente, un 2,3% en todo el periodo-, se ha asistido a una reducción en el número total de horas trabajadas y las realizadas por cada trabajador, en un 0,9% y 2,6%, respectivamente.
Esta aparente paradoja se explica por la generalización de la contratación precaria. En efecto, el número de trabajadores con contratos de duración limitada aumentó entre 2010 y 2016 (último año para el que Eurostat ofrece datos) un 13,5%; esta tendencia alcista fue todavía más intensa en lo que concierne a los de tiempo parcial, cuyo aumento fue del 26%. El resultado es que en 2016 el 18,5% de los trabajadores tenían contratos temporales (14,8% en 2010) y el 10,9% a tiempo parcial (9,6% en 2010). Téngase en cuenta que un buen número de trabajadores que padecen esa situación de precariedad desearían tener contratos de duración indefinida y a tiempo completo.
A pesar del aumento en las cifras de ocupación, a pesar de la extensión de la precariedad, la tasa de desempleo se mantiene en cotas elevadas. En 2018 estaba en el 11,3%, todavía por encima del registro de 2010, 8,4%; siendo la correspondiente al desempleo juvenil -tramo de edad comprendido entre los 18 y los 24 años- sustancialmente más elevada (28% en 2010 y 38% en 2016); a lo que hay que añadir el aumento tanto el número de desempleados de larga duración como el de los que no reciben la correspondiente prestación.
Tres conclusiones, a modo de resumen:
  1. El aumento de los CLU no se explica por la progresión de los salarios, sino, sobre todo, por el estancamiento en los registros de productividad. La insistencia en moderar los costes laborales para enfrentar los desafíos estructurales que enfrenta la economía italiana apunta –con argumentos ideológicos e interesados- en la dirección equivocada.
  2. Al contrario de lo mil veces proclamado por el relato dominante, alimentado desde los círculos de poder, el estancamiento de las retribuciones de los trabajadores no ha dado lugar a un aumento del empleo (tampoco a una mejora de la productividad). Además, buena parte de los puestos de trabajo generados son de pésima calidad. Un gobierno del cambio debe situar en el centro de su política económica el aumento del empleo decente.
  3. La desigualdad en la economía italiana –entre los ricos y los pobres, entre las rentas del trabajo y del capital, entre las elites empresariales y los trabajadores- ha continuado avanzando en estos años de crisis y se ha enquistado. Parece evidente que la fractura social, además de repartir de una manera injusta los costes de la crisis económica, dificulta su superación. De ahí la necesidad y la urgencia de que la equidad social sea la clave de bóveda de una política económica al servicio de las mayorías sociales.

ANNA KARÉNINA, UNA TRAGEDIA RUSA


Penguin Clásicos publica "Anna Karénina" de Léon Tolstoi
“La verdad es que no debemos considerar Anna Karénina como una obra de arte, sino como un fragmento de vida (…) y lo que la novela pierde en arte lo gana así en realidad”, escribía el crítico Matthew Arnold en su ensayo dedicado a Tolstoi. Sin embargo, lo cierto es que Anna Karenina no pierde en arte por mucho que gane en realidad, pues, como apunta George Steiner en su ya esencial ensayo, Tolstoi o Dostoievski, “Anna Karénina es incomparablemente la más grande, por su plan, su humanidad y su técnica”. Más allá de la discusión acerca de siMadame Bovary es superior a Anna Karénina- algo que, en parte, sostenía Romain Rolland-, de lo que no hay duda es que la novela de Tolstoi es un clásico imprescindible de la literatura cuya historia ha vencido al paso del tiempo. Tolstoi, apunta Nabokov en sus clases de literatura, “hizo un descubrimiento en el cual, cosa curiosa, no se han fijado nunca los críticos. Descubrió -y desde luego nunca se dio cuenta de haberlo descubierto- un método de representación de la vida que se corresponde, de la manera más agradable y exacta, con nuestra idea del tiempo. Es el único escritor que conozco cuyo reloj está puesto con los innumerables relojes de los lectores”. Para Nabokov las “imprecisiones” históricas de Anna Karenina, así como de otras de sus novelas –“Tolstoi era bastante descuidado a la hora de tratar la idea objetiva del tiempo. Los lectores atentos han observado que enGuerra y paz hay niños que crecen demasiado deprisa o más despacio de lo debido (…) En Anna Karénina hay unos patinazos terroríficos sobre la carretera helada del tiempo”- no interfiere en ese “realismo” en el que se ha inscrito al autor ruso, que no buscaba el mero reflejo mimético de la realidad, cuanto el sentido o, en palabras del propio Nabokov, la verdad de la realidad. “Lo que de verdad seduce al lector medido es ese don que tenía Tolstoi para proveer a su ficción de unos valores temporales que coinciden exactamente con nuestro sentido de tiempo”.
En el capítulo de El canon occidental dedicado a Tolstoi, Harlod Bloom se pregunta cuán importantes son las creencias morales, religiosas y estéticas de Tolstoi a la hora de juzgar y comprender sus obras. ¿La verdad que busca Tolstoi es una verdad moral? ¿Qué valores definen la desdichada historia de Anna Karénina? Antes de contestar a esta pregunta, hay que recordad, como apunta Nabokov, que Tolstoi “cuando descubrió su nueva religión -mezcla neutra de una especie de Nirvana hindú y el Nuevo Testamente, Jesús sin la Iglesia- llegó, como consecuencia lógica, a la conclusión de que el arte era impío porque se basa en la imaginación, el engaño y la invención” y, en efecto, tras escribir Anna Karénina, “resolvió dejar de escribir todo lo que no fueran ensayos éticos”, aunque, “afortunadamente, no pudo mantener siempre aherrojada aquella colosal necesidad creadora” y, poco después, en efecto, escribiría La muerte de Iván Ilich. ¿Es la muerte de Anna Karénina el “castigo” a una mujer que abandona a su marido y huye con su amante? ¿Quiere acaso Tolstoi condenar a su protagonista? Nabokov sostiene que la muerte de Anna Karénina no es la condena a una mujer que, asumiendo el sufrimiento y las consecuencias de sus actos, decide seguir el camino del hombre al que ama; en todo caso, añade el escritor y ensayista, también cabría castigarle a él, a quien, sin embargo, la conservadora alta sociedad rusa no condena, pues “él es hombre”.
Para Nabokov la clave no está solo en la historia de amor de Anna y Vrosnki sino en la otra gran historia que, paralelamente a ésta, narra Tolstoi: la historia de Levin y Kitty, ambos dos funcionan como antítesis de la primera pareja, en concreto, Levin, figura que se contrapone claramente a Vronski. “Levin, en quien más que en ningún otro de sus personajes masculinos se ha retratado el propio Tolstoi, es un hombre de ideales morales, de Conciencia con mayúscula” y, continúa Nabokov, “Levin es muy distinto de Vronski, que es un hombre que vive sólo para satisfacer sus impulsos”. Son precisamente los impulsos, en concreto, los impulsos carnales los que condena Tolstoi, al cual lo que le “interesaba eran las exigencias eternas de la moral. Y el verdadero principio moral que él establece es éste: el amor no puede ser exclusivamente carnal porque entonces es egoísta, y al ser egoísta destruye en vez de crear”. Anna Karénina es víctima de un amor que la destruye de la misma manera que, antes de dejarse llevar por su pasión por Vronski, era víctima de un matrimonio insatisfactorio. “Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera”, dice la primera frase de la novela, a lo largo de cuyas páginas el lector encuentra a más de una familia infeliz, pero son en la de Anna la historia de infelicidad de interrumpe, pues ella decide huir. ¿Es esto egoísmo? Ciertamente, para huir Anna debe abandonar a su hijo, pero su abandono la sucumbe en la más amarga tristeza. A diferencia de Emma Bovary, Anna Karérina no se suicida por no haber encontrado en la realidad aquella vida a la que ella aspiraba o que encontraba en los libros, Anna Karénina se suicida porque, tras haber tomado la iniciativa -a diferencia de Emma, Anna consigue huir, todo se destruye. ¿Es el egoísmo aquello que la destruye o la sociedad que impide a una mujer hacer las cosas por sí misma? “Ana leía, pero le molestaba seguir las sombras de la vida de otras personas. Tenía demasiados deseos de vivir ella misma. Si leía que la protagonista de la novela cuidaba de un enfermo, sentía deseos de andar con pasos silenciosos en la habitación de un enfermo; si un miembro del Parlamento había pronunciado un discurso, deseaba pronunciarlo ella; si lady Mary había cabalgado tras de la jauría, exacerbando a su nuera y asombrando a todos con su audacia, también Ana deseaba hacer lo mismo. Pero no había nada que hacer y Anna daba vueltas al cortapapeles entre sus manitas y se forzaba a seguir leyendo”.
Anna termina siendo presa, una vez más, la cárcel de la que huye, su matrimonio con Karénin, vuelve aparecer de la mano de Vronski y ese deseo de “vivir por sí misma” se vuelve un imposible. Todo se viene abajo y, como para Emma, solo parece haber una salida:
“‘Allí’ se dijo, mirando la sombra del vagón y la tierra mezclada de carbón esparcido sobre las traviesas. ‘Allí en medio. Así le castigaré y me libraré de todos y de mi misma’. Quiso tirarse bajo el vagón, pero le fue difícil desprenderse del saquito, cuyas asas se le enredaron en la mano, impidiéndole ejecutar su idea”. Sin embargo, poco minutos después, ya no hay más salida para Anna: “La luz de la vela con que Anna leía el libro lleno de inquietudes, engaños, penas y maldades, brilló por unos momentos más viva que nunca y alumbró todo lo que antes veía entre tinieblas. Luego brilló por un instante con un vivo chisporroteo; fue debilitándose… y se apagó para siempre”. 

ARTÍCULOS DE ENERO 2018

AVE, RAJOY, MORITURI TE SALUTANT



lunes, 5 de febrero de 2018

¿MIR PARA PROFESORES?



ESCUDIER




Se ha dicho siempre que la educación necesita un gran pacto aunque hay quien se conformaría con algo de sentido común. Nuestros padres de la patria parecían convencidos de lo primero, tras décadas jugando a ser Penélope en un eterno tejer y destejer leyes con cada cambio de Gobierno. Ello implicaba necesariamente un entendimiento entre la derecha y la izquierda que, en este asunto y sin que sirva de precedente, no vendría nada mal. Se han pasado sus señorías un año escuchando a decenas de expertos pero al llegar a la fase de poner negro sobre blanco lo aprendido ha fallado lo segundo. ¿Deben aprobarse esas conclusiones que aún no se han redactado con una mayoría de dos tercios -lo que daría al PP capacidad de veto sobre lo dispuesto- o sólo por mayoría? En eso andan enfrascados ahora. El ladrón que ha birlado a esta gente el sentido común sigue sin ser detenido.
Entre tanto, y bajo el paraguas de estas negociaciones, el ministro de Educación ha anunciado que el Gobierno tiene intención de proponer un nuevo modelo de acceso a la docencia que incluya para los profesores algo parecido al MIR de los médicos, dos años de prácticas remuneradas que, supervisadas por tutores, permitirán comprobar su aptitud pedagógica. Los aspirantes tendrían que superar por tanto dos oposiciones: una primera prueba de conocimientos tras los tres años de grado y el cuarto de máster, y una segunda al terminar el aprendizaje en centros educativos. Aunque no se ha explicado, lo lógico es que dicha selección sea exigible tanto para colegios públicos como concertados por la sencilla razón de que ambos, total o parcialmente, se financian con el dinero de los contribuyentes.
La iniciativa no es nueva. Posiblemente por los oficios de José Antonio Marina que, nunca mejor dicho, ha asesorado a diestro y siniestro, ya lo propuso el PSOE en 2011, lo incluyó el PP en su programa electoral de ese año, lo defendió en el Congreso UPyD antes de su deceso, allá por 2013, y lo enarbola ahora Ciudadanos, que se ha enfadado mucho porque dice que Méndez de Vigo le ha robado la idea.
Y desde luego, no es descabellada. En el catálogo de puntos negros del sistema educativo están los políticos y sus leyes, los centros que no reúnen condiciones, los libros de texto que son malos y caros, los padres que se desentienden de sus hijos asilvestrados y, por supuesto, los maestros que han vivido en primera línea una degradación de la que han sido protagonistas. Hay profesores espléndidos, cuya vocación ha pasado por encima de humillaciones y recortes; y, existen otros, todo hay que decirlo, que se dedicaron al Magisterio porque era una carrera corta y con muchas vacaciones.
Es incuestionable que los docentes han sido ninguneados y que su autoridad ha sido pisoteada, pero ello no puede ocultar una formación manifiestamente mejorable. Un informe de la Inspección de Educación revelaba que el 93% de los aspirantes al cuerpo de maestros de Madrid en 2011 –no queda tan lejos- había sido incapaz de convertir a gramos dos kilos y 30 gramos, y que casi un 40% no sabía situar Ávila y Pamplona en un mapa. Ese era el nivel. La educación es el pilar fundamental sobre el que se construye un país y para que el edificio no amenace ruina quienes la sostienen deben ser los más competentes, los más prestigiosos y también los mejor pagados.
Ahora bien, de nada vale tener a los profesores más preparados del mundo si los recursos que se dedican a la formación están a años luz de los países a los que querríamos compararnos. Es una vergüenza que España ocupe el puesto 23 de 28 en porcentaje de gasto público en Educación (4,1%) en el conjunto de la UE, a años luz de Dinamarca (7%), Suecia (6,5%), Bélgica (6,4%), Finlandia (6,2%) o Portugal (6%). Es un dispendio que casi la mitad de los titulados universitarios acaben desempeñando trabajos de cualificación muy inferior a sus estudios. Y es un disparate que, debido al desprestigio al que se ha sometido a la Formación Profesional, sea hoy más fácil encontrar un astrofísico –en el paro, obviamente- que un fontanero.
Suena muy prosaico pero la educación es, ante todo, dinero. Formar a los mejores profesores y encerrarlos en barracones o en aulas masificadas y sin clases de apoyo para los alumnos con mayores dificultades porque no hay recursos es hacer pan con unas tortas. O con unas hostias que suena más rotundo. Salvo que lo que se pretenda con este MIR para docentes, como algunos se han apresurado a denunciar, sea crear mientras duren sus prácticas una bolsa de profesores de segunda peor pagados y así seguir ahorrando en lo esencial para dilapidarlo en lo accesorio. En esa mili llevamos muchos tiros dados, demasiados incluso.